Capítulo 1

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Los rayos de luz dan en mi cara impidiendo que siga durmiendo, así que me levanto y hago lo de todas las mañanas.

Bajo a desayunar como cualquier otro día, pero hoy me encuentro con una sorpresa en la cocina. Hay un señor mayor, el cual no conozco, sentado junto a mi abuelo y mi padre. Detengo mi paso justo en la puerta, sintiéndome confusa por unos segundos ante su presencia.

―Buenos días, hija ―saluda mi padre.

―Buenos días ―le devuelvo el saludo forzando una sonrisa.

Mi abuelo me dedica un movimiento de cabeza y una sonrisa.

―¿Así que ella es la famosa _____? ―pregunta el hombre examinándome de pies a cabeza, cuando llega a mi rostro sonríe.

Desvío la mirada ligeramente incómoda. Me acerco a la mesa.

―Así es ―dice mi abuelo también sonriendo―______, él es Jaime un amigo, Jaime ella es ______ mi nieta, aunque ya te he hablado de ella.

Jaime asiente sin borrar su sonrisa. ¿Por qué tanta felicidad?

―Encantada ―Digo educadamente, aunque no me faltan ganas para irme.

Aparto la silla y me siento para empezar a desayunar, intentando ignorar sus miradas sobre mí.

―Igualmente ―Dice Jaime. Se entabla en una conversación con mi padre y mi abuelo, pero no les presto atención.

Una vez terminado mi desayuno, no espero ni un segundo para levantarme.

―Padre ―le llamo manteniendo las apariencias― ¿Dónde están madre y Thomas?

Sonríe complacido por mi tono de voz y educación. Es un hombre estricto respecto a los modales y apariencias, prefiero ahorrarme un posible castigo.

―Tu madre está trabajando y Thomas jugando ―responde de forma distraída, como si no le interesara.

―Deberías salir a jugar, es día nevado ―comenta Jaime con una sonrisa de oreja a oreja. Niego con la cabeza.

―Me gusta más el calor.

―Eso podría cambiar―Dice y, a continuación, se levanta de su sitio― Venga, sal a jugar con tu hermano ―me empuja suavemente hasta la puerta.

Mi cuerpo se tensa ante su repentina confianza. No me gusta que me traten de este modo, menos algún desconocido.

―Pero... ―empiezo a quejarme y, antes de que pueda continuar, me da un pequeño empujón sacándome fuera. Él se queda en el marco de la puerta.

―No aceptaré un no por respuesta ―Dice, pero extrañamente mira hacia otro punto detrás de mí.

Doy la vuelta para ver que está mirando, no hay nada, y cuando vuelvo a observarle me sonríe abiertamente. Intento dar un paso dentro, pero me cierra la puerta en la cara. Suspiro y empiezo a caminar hacía mi hermano, que se encuentra corriendo en círculos alrededor de nada. Como no... hacer eso es divertido.

―¿Thomas, qué haces? ―pregunto poniéndome a su altura, ya que tiene 8 años y soy mucho más alta.

―¡Jack Frost! ¡Jack Frost! ―grita sin parar de dar pequeños saltos, cosa que me hace gracia y no puedo evitar reírme.

Él me mira haciendo morritos, con el ceño fruncido y los mofletes hinchados. Debo admitir que llega a ser adorable cuando pone esa cara.

―¡No te rías, es verdad! ¡Justo ahí! ―señala a mi lado derecho, pero no veo nada.

Esto No Es Normal | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora