Capítulo 3: II

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Abro los ojos y lo primero que me encuentro son a cinco duendes mirándome atentos y curiosos. Me levanto con esfuerzo y los duendes empiezan a examinarme mientras giran a mí al rededor, uno de ellos me hace una señal para que me agache.

-¿Qué pasa pequeño?- Pregunto con dulzura ya a su altura, estira su pequeño bracito hacía un collar que tengo puesto.

¿Cuándo ha aparecido éste collar?

Lo miro atentamente y llamo a los demás duendes, en cuestión de segundos estoy rodeada por más de cuarenta duendes y unos se subían encima de otros para ver el collar que tengo en mi cuello. Me lo quito y lo examino, es plateado con un símbolo de la luna pero un lado es blanco y el otro negro como si algo la tapara. Los duendes siguen admirando mi collar mientras yo acabo sentada en el suelo con varios duendes en mi regazo, los acaricio y uno se sube en mi cabeza tambaleándose, me rio internamente porque parece que tengo puesto un gorro, los demás se encuentran lo más pegado posibles a mí en un círculo.

-¿¡Que esta pasando aqui!?- Grita un hombre gordo con barba, a su lado se encuentra un conguro, conejo más canguro igual a conguro. La verdad no sé si es un conejo o un canguro, así que de momento será un conguro. También están un colibrí humano, un enano de arena amarilla y un chico peliblanco.

Los duendes se separan de mí al instante y hacen un pasillo para que pueda pasar.

-Veo que has despertado _____.-El hombre con barba me sonríe. ¿Dónde estoy?

-¿Y usted es...?- Pregunto levantandome del suelo y sacudiendome los pantalones, están llenos de nieve. Cuando al fin estoy de pie parece que mi querido cerebro reacciona. ¿Duendes? Los duendes no existen.

-¿No sabés quién soy?- Pregunta extrañado, intenta acercarse pero doy varios pasos hacia atrás.

-Pues... no.- Contesto remarcando el no, estoy empezando a asustarme.

-Soy Santa Claus pero llámame Norte.- Se presenta con una sonrisa, me muerdo el labio inferior para no soltar una carcajada nerviosa. Analizo la posibilidad de que me hayan secuestrado y drogado.

-¿Va en serio?- Pregunto al borde de la risa y el pánico, no sé muy bien lo que siento.

-Sí.- Contesta ahora serio, no puedo aguantar más y la risa no tarda en aparecer. ¿Por qué me estoy riendo? Eres estupida.

-Claro...- Digo con sarcasmo mientras suelto una carcajada. Él que se hace pasar por 'Santa Claus' hace una seña a los demás para que se presenten. ¿Cuánta droga me han metido?

-Yo soy el Hada de los Dientes.- Dice el colibrí humano, intenta parecer amigable pero no lo consigue. El disfraz está muy bien logrado.

-"Sadman"- Dice el enano de arena con unos signos encima de su cabeza. Esta droga es fuerte.

-El gran Jack Frost.- Dice el peliblanco con aires de grandeza haciendo una reverencia.- Aunque ya me conoces.- Se me queda mirando con sus ojos azules esperando mi reacción, la verdad es que me resulta familiar.

-Por desgracia...- Susurro para que nadie me oiga.- ¿Y el conguro quién es?- Pregunto señalandole descaradamente.

-¿Cómo me has llamado?- Gruñe levantando un boomerang. ¿Por qué tiene un boomerang y no una pistola?

-Con-gu-ro, ¿entiendes?- Pregunto burlandome de él, da dos pasos en mi dirección pero 'Santa Claus' le detiene. No sé de dónde sale este lado rebelde y valiente ahora, no sé que estoy haciendo.

-Él es el Conejo de Pascua.-Le presenta 'Santa Claus' ya que conguro parece que se ha enfadado y lo único que hace es fulminarme con la mirada, le guiño el ojo.- Bueno, ya están las presentaciones, vamos a la sala del mundo.- Ordena y empieza a caminar junto a los demás, yo los sigo de cerca con los duendes detrás de mí sin quitarme la vista de encima. La cabeza empieza a dolerme como aquella vez y cada vez estoy más inmersa en la misma sensación de trance.

Al entrar una voz resuena en mis oídos, puedo ver a los demás mover los labios, pero no escucho sus voces. Miro a todos lados, hasta que la Luna capta mi atención por completo. Algo dentro de mí sabe que la voz proviene de ahí. No soy capaz de controlar mis actos por completo, es como si me estuviera dejando llevar.

-Hola, _____.- Hace una pausa, suficiente para darme cuenta de su procedencia.- Soy el Hombre de la Luna, te conozco desde hace mucho tiempo atrás, pero tú a mí no me recuerdas, ¿verdad?

-No.- Sentí como iba a pronunciar un "sí", pero antes de que saliera de mis cuerdas vocales desapareció.

-Entiendo.- Su voz se vuelve neutral.- ¿Te preguntas por qué estas aquí?

-Me pregunto muchas cosas, pero sí, es una de ellas.

-Te diré quién eres en realidad.

-¿Quién soy?- Repito como tonta, en una ligera niebla de confusión.

-No eres una simple humana, ____. Tus verdaderos recuerdos fueron borrados, por eso no entiendes nada de lo que sucede a tu alrededor.

-Si no soy humana, como tú dices. ¿Qué soy?- Hago una pausa intentando ordenar las preguntas en mi cabeza.- Además, ¿a qué te refieres con que borraron mis recuerdos?

-Eres mitad humana y espíritu, no eres completamente ni uno ni otro. Desde que naciste en tu forma humana tus poderes se quedaron en el collar que tienes puesto ahora, esperando para que te sean devueltos. Te devolveré tus poderes, pero seguirás siendo una humana, no serás inmortal y todos te podrán ver. Te devolveré un par de recuerdos de tú antigua vida...

-Miente. Él nos hizo esto.- La voz de la chica que escuché hace un rato vuelve, interrumpiendo la explicación del Hombre de la Luna. Su voz se repite en mi cabeza una y otra vez, la misma palabra continuamente.

Miente.

-Espera. Espera.- Exclamo cuando la voz de la chica se silencia, me aclaro la garganta. Abro la boca y, sorprendiéndome, pronuncio unas palabras distintas a las que tenía pensadas.- Deja de hablar.

-¿Qué?- En su tono de voz puedo percibir una ligera sorpresa, mezclada con molestia. Escucho la risa de la chica en el fondo de mi mente.

-Un momento...- Suspiro acomodando mi pelo, haciendo un esfuerzo por controlar mi propia voz.-¿Mí antigua vida?- Pregunto desconcertada, casi en un jadeo provocado por el esfuerzo. Empiezo a ver borroso.

-Lo entenderás cuando te devuelva tus poderes. No debes preocuparte.- Una luz blanca proveniente del collar aparece en mi campo de visión. Siento como una energía se mueve por todo mi cuerpo, un cosquilleo agradable.

-Nos quiere utilizar otra vez, no nos  dará nuestro poder.- La voz de la chica suena desesperada, pero el cosquilleo continúa aumentando.

No entiendo nada de lo que está sucediendo, no entiendo qué le pasa a mi cerebro, no entiendo qué es la sensación que me posee, ni quiénes son ellos.

El agobio que siento no me deja pensar con claridad. Estiy encerrada en mi propio cuerpo, como una simple espectadora. No puedo hacer nada, ningún movimiento, absolutamente nada.

El aire me falta y no puedo respirar.

La cabeza me va a explotar, no puedo pensar.

Mucho ruido, quiero tranquilidad.

Todo se queda negro, otra vez.

Esto No Es Normal | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora