Jack Frost
Espero, incluso cuando ya se ha dormido. Me mantengo quieto un rato más.
Abro los ojos y observo su pequeña pierna sobre las mías. Necesito levantarme sin que se despierte. Tengo que encontrar a ese maldito espíritu que usa pañales. Maldigo en mi mente, solo quiere separar a ____ de mí.
Quito su pierna con cuidado, siento como tiembla ligeramente bajo mi toque. ¿A quién quiero engañar? No quiero levantarme, pero debo buscarle.
Con delicadeza, la máxima que puedo, sostengo su cabeza para que no se caiga. Consigo sacar el brazo que rodeaba su espalda. Se mueve incómoda, me mantengo estático. Levanta la cabeza.
― ¿Jack? ― Murmura, todavía con los ojos cerrados. Soy idiota.
― Tranquila. ― La rodeo nuevamente con mis brazos, pero esta vez para tumbarla. ― Tumbada estarás más cómoda. ― Susurro lo más bajo que puedo, para no despertarla del todo.
Gruñe en protesta, recordándome a un pequeño cachorrito. Sonrío por lo tierna que se ve.
― No... ― Hace una pausa, aferrándose a mí. ― No te vayas.
Una punzada en mi pecho.
― No me iré. ― Susurro contra su oído, ya que me mantiene pegado a su cuerpo. Vuelve a temblar.
― ¿Lo prometes?
Otra punzada más fuerte.
― Lo prometo. ― Siento su cuerpo relajarse, permitiendo que la termine de tumbar sobre el suelo. Se acomoda, haciéndose una pequeña bolita. La arropo con la manta.
Me quedo ahí, de rodillas, contemplando su rostro. Su pelo negro me preocupa, me recuerda al momento en el que sus ojos también estaban negros. Creo que está relacionado, pero no tengo nada que lo confirme. Me permito observar cada uno de los detalles de su rostro: sus pestañas, sus cejas, su piel, sus mejillas, sus labios...
― Gracias. ― Balbucea, devolviéndome a la realidad. Mi corazón se estruja. ¿Gracias por qué?
Suspiro. Cada una de sus palabras me confunde, ella en general me confunde. Me provoca dolor de cabeza. De todos modos, no quiero sepárame de su lado.
Tener que pasar varios días lejos de ella me está matando, y aún no me he ido. No quiero sepárame tanto tiempo. Norte no me permitirá simplemente desaparecer, aunque no estemos haciendo nada.
Me levanto y agarro mi cayado, que se había quedado en el suelo. Camino fuera de la cueva y la luz de la luna me da la bienvenida. Levanto la mirada.
¿Por qué no puedes simplemente ayudarla? ¿No se merece tú ayuda? Todo sería mucho fácil si nos ayudaras.
Bajo la mirada, sin esperar ninguna respuesta de parte del Hombre de la Luna. Muchas veces he intentado contactar con él, pero nunca me ha respondido. Sinceramente, no lo entiendo. Habló con ____ cuando la llevamos al Taller por primera vez, seguramente haya hablado con Norte cuando pasó todo. ¿Por qué no nos ayuda directamente? Al menos podría darnos algo de información para entender que está sucediendo.
― ¿Qué quieres, trozo de hielo?
Ni siquiera ha sido necesario buscarle.
― ¿Por qué no me dijiste nada? ― Pregunto acusatoriamente, la rabia volviendo a mi cuerpo. ― Tenías miedo y te cagaste en tu pañal, ¿verdad? ― Me acerco con rapidez, pero antes de llegar un intenso dolor en mi pecho me hace caer.
Gruño, envolviendo mi pecho, intentando aliviar el dolor. Apenas puedo respirar. Con cada pequeño movimiento que hago se intensifica mucho más.
― Que maleducado. ― Escucho su voz cerca de mí. ― ¿Nadie te enseñó modales?
Escupo contra sus zapatos cuando aparecen en mii campo de visión. El dolor se vuelve insoportable ocasionando que caiga de lado. Me retuerzo en el suelo y quiero gritar, pero nada sale de mis cuerdas vocales.
― No despiertes a ____. Ten un poco de educación. ― Abro los ojos un momento, ya que el dolor no me lo permite, encontrándole inclinado con una sonrisa en su asqueroso rostro.
Sigo retorciéndome, no puedo soportarlo.
― Tan débil... ― Murmura. ― Abre los ojos. ― Ordena, pero a mí nadie me da órdenes y menos él.
El dolor aumenta. Comienzo a perder la cabeza. Grito aunque no salga ningún sonido de mi garganta.
― No vuelvas a hablarme así. ― Mis ojos se abren en contra de mi voluntad, me sostiene la cara con fuerza. El dolor desaparece de repente, dejándome respirar. Suelta mi cara en un movimiento brusco.
Jadeo en busca de aire. ¿Qué me ha hecho?
― Solo es una pequeña muestra de lo que puedo hacer. ― Amenaza.
― ¿Y pretendes que así confíe en ti? ― Apenas soy capaz de hablar, siento mi garganta rota.
― Sabes que soy de confianza, sino no me habrías pedido ayuda.
― Estaba desesperado.
― Y ahora también. ― Hace una pausa. ― ¿O crees que es bueno dejarla sola?
― Puedes quedarte con ella aquí.
― ¿Qué diferencia hay? Si quisiera hacerla daño, se lo haría igualmente.
Una vez más tranquilo, al menos con la capacidad de poder respirar, me levanto tambaleándome.
― Está mejor en una casa que en una cueva. ― Continúa hablando, levanto la mirada. ― La alimentaré, cosa que tú no has hecho. La daré una cama y no el... ― Se detiene, dejando la frase en el aire. Lentamente se forma una sonrisa en su cara. ― Ya entiendo.
― ¿Qué?
― No quieres que se vaya porque fuera no puedes tocarla. ― Afirma. Y no quiero admitirlo, pero ha dado de lleno.
― No. Eso me da igual. ― Desvío la mirada, buscando mi cayado. Se encuentra en el suelo tirado, últimamente siempre está por ahí.
― Claro. ― Suelta una carcajada irónica. ― Recuerda lo que hemos hablado, Jack.
Una vez con el cayado en la mano, concentro mi poder y le lanzo un rayo de hielo. No es capaz de esquivarlo a tiempo, debido a que está solo a dos pasos de distancia. Sale disparado hasta chocar con un tronco.
― Aunque seas un niñato inmaduro y sin modales, sabes que tengo razón. ― Se levanta, ayudándose del árbol contra el que acaba de golpearse.
Seguiría peleando, seguiría discutiendo... pero en realidad lleva razón. Me molesta tener que admitirlo, me enfada que se tenga que ir con él, me duele que tenga que irme, pero no puedo hacer nada. No puedo ser tan egoísta, ____ estará mejor allí.
― Más vale que no le pase nada, sino te mataré. ― Amenazo apuntándole con mi cayado. Él se lleva el puño al pecho.
― No le pasara nada, trozo de hielo sin cerebro. ― Sonríe, como desearía romperle los dientes con un puñetazo. Aunque seguramente Hada se enfadaría conmigo.
― No te rompo los dientes por respeto a Hada.
― Lo mismo digo, pero por ____. ― Su sonrisa aumenta. Sabe que me molesta que su nombre salga de sus labios.
― Mantente alejado de ella. Ni se te ocurra tocarla. ― Amenazo de nuevo. Me doy la vuelta, vuelvo dentro de la cueva.
Me tumbo al lado de ___, con cuidado para no molestarla. Mantengo una pequeña distancia entre nuestros cuerpos, sin llegar a tocarla. Parece notar mi presencia, ya que se mueve pegándose a mí. Se acomoda, entrelaza nuestras piernas y apoya su cabeza en mi pecho, también me rodea ligeramente el torso con uno de sus brazos. Los últimos rastros del dolor que sentí desaparecen por completo.
Fuera de aquí no podré sentirla así, pero estará protegida. Aunque no soporte a Cupido, no le veo capaz de hacerla daño.
Dejo caricias con mis manos mientras la abrazo. No quiero separarme de ella.
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Esto No Es Normal | Jack Frost
Fanfiction―Todo el mundo es una luna y tiene un lado oscuro que nunca muestra a nadie. ―Ella mantenía la mirada pérdida, tal parecía que su mente estaba en otro mundo. Y ciertamente, solo estaba preparándose para lo que venía, estaba agotada y tenía miedo. Pe...