Capítulo 7: II

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En la distancia consigo vislumbrar el característico color del fuego, concretamente procede del interior de un edificio. Varias figuras negras salen de allí y se alejan. Pienso en la posibilidad de que lo hayan provocado esas figuras pero llevo mucho tiempo aquí y, en ningún momento, las he visto hacer nada.

Decido acercarme a ver que sucede, salto de un edificio a otro ya que todavía no sé volar, pero sí se flotar lo suficiente como para alargar el salto. Nunca me imaginé haciendo todo esto.

Cuando llego un trineo llama mi atención e inmediatamente les tengo ante mis ojos, me escondo en una esquina y observo en silencio.

-Mierda.- El señor que me intentó matar gruñe, siento el sentimiento de venganza crecer en mi interior.

El peliblanco observa el edificio con preocupación pero, cosa que me sorprende, no veo que se acerque.- ¿Cómo vamos a detener el fuego?

Meme crea un cubo de arena y lo llena de agua, se acerca a una pequeña llama y tira el agua. El fuego aumenta.

-No podemos, debemos entrar.- Dice Jack con determinación, alza el vuelo y el 'conguro' le detiene.

-Si te acercas al fuego morirás.- Gruñe 'conguro', el peliblanco vuelve al suelo y le mira divertido.

-¿Te preocupas por mí?- Sonríe de lado y por un momento siento los latidos de mi corazón acelerarse, maldito corazón.

-No dije eso.- Escupe y le golpea con el boomerang en la cabeza, él se acaricia la zona golpeada pero no borra la sonrisa.

-Ya basta.- El 'intento de asesino' se interpone entre ellos, mira a Jack con seriedad.

-Hay que pensar algo.- Dice Hada revoloteando de un lado a otro, parece buscar una forma de entrar.

Veo a Meme hacer gestos hacía mi dirección y me asusto. ¿Me habrá visto?

Por suerte, nadie le presta atención. Será mejor que me vaya de aquí, si ellos están no tengo nada que hacer. Doy varios pasos alejándome por el callejón pero me detengo, un golpe se escucha seguido de varios gritos de dolor y miedo. Los gritos de auxilio retumban en el aire, también se escuchan llantos y sollozos.

No puedo simplemente irme. Los guardianes no serán capaces de hacer nada y la gente morirá, no puedo permitirlo.

Salgo del callejón, ninguno me ha visto ya que están demasiado ocupados. Camino hacía ellos ya que están justo en la entrada del edificio, la primera en verme es Hada y llama la atención de los demás. Todos me miran confundidos, sobretodo el peliblanco que parece que le va a dar un ataque, en cambio veo como el señor está preparado para desenvainar sus espadas.

Levanto el mentón y les sonrío con superioridad.- Veo que os alegra verme viva.- Mi voz sale suave pero tiene esa nota de diversión, el señor se tensa y juraría que en cualquier momento va a saltar sobre mí.

Nadie dice nada. Panda de patéticos.

-Bueno, ya me ocupo.- Paso por en medio de todos ellos sin mirarlos, si intenta atacarme le partiré todos los huesos.

-¿____?- Mi nombre sale de los labios del peliblanco casi en un susurro, me detengo justo antes de entrar en las llamas. Aún que no le esté mirando se que el no aparta sus ojos de mi cuerpo, también imagino que sigue con su rostro estupefacto.

Me doy la vuelta y le devuelvo la mirada, sus ojos se abren más al confirmar que soy yo. Le veo dudar sin saber que hacer, abre y cierra la boca queriendo decir algo y también se mueve inquieto en su sitio. En su momento de confusión me permito observarlo de pies a cabeza, sigue igual que la última vez que le vi pero unas pequeñas ojeras llaman mi atención. No sabía que los espíritus pudieran tener ojeras.

-Pensabamos que estabas muerta.- Hada aparece en mi campo de visión, intenta acercarse a mí pero levanto la mano poniendo distancia.

-Lo estoy para vosotros. Olvidad que me habéis visto.- Ordeno sin paciencia, nadie parece creer que me encuentre aquí de verdad.

-¿Has provocado esto, verdad?- El señor me acusa de manera directa, sonrio con los labios cerrados ante su pregunta y toda mi atención está en él.

-Puedes pensar lo que quieras.- Bufo y muevo la mano en señal de despedida, no voy a seguir perdiendo el tiempo en ellos.

Sin seguir escuchando sus palabras, me adentro en las llamas. Siento como me rodean y se mueven sobre mi piel, el calor me da la bienvenida y, aún que sea sorprendente, la sensación es agradable. El fuego es mi amigo, no me hace daño y esto lo descubrí poco después de despertar.

Sacaré a todas las personas que pueda de aquí, esa es la única cosa que debo hacer.

***

He dejado a todos en el suelo, se encuentran inconscientes pero están vivos y alguno tiene quemaduras pero la mayoría son superficiales. Estaban encerrados en el piso más alto del edificio, el fuego había llegado hasta allí pero no había entrado en la casa en la que se encontraban todavía, la puerta se encontraba atascada y no podían abrirla, cuando entré me encontré a casi todo el edificio allí reunido. Uno a uno los fui sacando por la ventana y después, por unas escaleras que había en el balcón donde los dejé, los subí a la azotea. Se que no es la mejor opción pero les mantendría fuera del alcance del fuego hasta que llegarán los bomberos, no podía dejarles ahí porque aún que no hubiera pasado el fuego si lo había hecho el humo, el cual había afectado sus pulmones.

Es verdad que el fuego no me afecta pero no puedo controlarlo, al menos todavía. He visto como la voz si es capaz de hacerlo, me dijo que yo también podía solo que lo había olvidado pero, por mucho que intenté, no fui capaz.

El peliblanco aparece en la azotea, ha tenido que subir volando hasta aquí.- ¿Puedes bajarlos?- Pregunto sin mirarle, estoy observando la quemadura de un niño.

Él no dice nada pero se acerca a un adulto, intenta tocarle pero su mano le atraviesa. Casi puedo ver el dolor en sus ojos en ese preciso momento, niega con la cabeza poniéndose de pie.

-No creen en mí.- Mumura con tristeza, se acerca a un niño y le coge en brazos.- Solo puedo a los niños.

Asiento en respuesta, me levanto y le miro directamente a los ojos, esos preciosos ojos azules. Me devuelve la mirada con más intensidad, puedo ver el remolino de emociones en sus ojos pero no reacciona.

-Me iré.- Susurro sin querer romper el momento, entonces mis palabras parece que le hacen reaccionar.

-Me alegro que estés viva.- Hace una pausa y piensa que va a decir.- Estaba preocupado.

-Estoy bien.- Sin poder aguantar desvío la mirada, veo una figura justo detrás del peliblanco. Él no despega los ojos de mí, da un paso intentando acercarse pero retrocedo.

-Me gustaría hablar contigo.- Dice todavía con el niño en sus brazos, niego con la cabeza en respuesta pero insiste.-Por favor.

-No creo que sea buena idea.- Me cruzo de brazos y observo a la figura irse volando.

-Te buscaré.- Su tono de voz casi suena como una amenaza, su rostro lleno de determinación me demuestra que no va a rendirse. Suspiro y le miro rendida, asiento ligeramente.

-Cuando me encuentres hablaremos.- Después de decir eso me voy de allí, le escucho decir algo más pero no le entiendo. Ahora mismo odio que la voz haya desaparecido, ella podría responder a mis preguntas.

¿El peliblanco también intentó matarme o es el único bueno?

☆☆☆


Pronto llegan los momentos con nuestro peliblanco.

Os amo y Jack también os ama a todas.

💜

Esto No Es Normal | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora