Hoy había sido un día normal, como cualquier otro: levantarse, ir a clases y luego volver a casa. Uno de esos días en los que tu vida es demasiado monótona y aburrida. Lo único bueno es que el dolor de cabeza no ha vuelto.
Decidí irme a casa de Alex, mí mejor y único amigo de verdad, no tenía nada que hacer por la tarde y para estar aburrida prefiero estar con él. Por desgracia, mi padre me obligó a llevarme a Thomas conmigo para que juegue con el hermano de Alex, tiene 10 años y al parecer tiene una obsesión por mí. Suspiro con cansancio recordando todas las veces que ha intentado llamar mi atención.
Llegamos a su casa, llamo al timbre, pero nadie abre. Vuelvo a llamar, de nuevo nada. Me doy la vuelta para irme cuando Thomas abre la puerta.
―Estaba abierta ―se excusa ante la mala mirada que le dedico.
―Eso no está bien, vámonos.
Empiezo a caminar cuando se escucha un ruido de algo rompiéndose, me detengo echando un vistazo al interior. Otro ruido suena en algún lugar, pero no parece que haya gente dentro. Frunzo el ceño extrañada, por un momento pienso en la probabilidad de que sea un ladrón, pero la descarto inmediatamente por la hora. ¿Quién entraría a robar en plena tarde? Cualquier vecino podría verle.
Agarro el brazo de mi hermano para irnos, lo que pase en esa casa no es asunto nuestro. Cuando me encuentre con Alex le contaré, pero ahora no podemos hacer nada. No voy a entrar en su casa sin su permiso.
Thomas protesta intentando zafarse de mi agarre.
De repente, una suave melodía se escucha desde el interior de la casa. Toda mi atención recae sobre ella, una extraña sensación familiar me invade.
Mis pies empiezan a moverse para entrar en la casa en contra de mí voluntad, no me doy cuenta hasta que estoy subiendo las escaleras hasta llegar a un desván. Intento detenerme y salir, pero mi mente se nubla imposibilitando que forme un pensamiento coherente.
Hay un montón de muebles tapados por sábanas blancas, pero uno en concreto capta mi atención, se encuentra tapado por una sábana roja con los bordes dorados. Mi mirada no se despaga ni un segundo mientras me acerco.
La sábana solo tapa la mitad del espejo y puedo ver mis pies y piernas reflejados en la parte de abajo, algo me dice que no es buena idea destaparlo, pero otra parte de mí desea hacerlo.
La melodía sigue retumbando en mis oídos.
Mis dedos rozan la tela y está cae al suelo antes de que pueda darme cuenta para impedirlo. Levanto la mirada observando mi reflejo.
De repente, desprende una luz brillante que me rodea. Intento cubrirme con los brazos pero es demasiado tarde, pues ha conseguido cegarme y rápidamente pierdo el conocimiento.
***
Frío.
No siento nada más allá del frío.
―Despierta... ―escucho una voz a lo lejos, pero el frío me mantiene paralizada y no puedo abrir los ojos―. Ven...
Intento hacer cualquier movimiento, pero me resulta imposible, algo me mantiene quieta. Mi voz no sale de mi garganta, no puedo hablar ni hacer ningún ruido. Ni siquiera siento mi cuerpo por completo.
―Libérame., llevamos mucho tiempo separadas ―La voz cada vez es más clara―. Una sin la otra no somos nada, déjame volver a ti.
Algo empieza a quemar en medio de mi pecho, como si estuviera derritiéndose encima de mi piel.
―Mira lo que nos han hecho. Confiamos y nos traicionaron... ―escucho como empieza a divagar, hablando de cosas que no logro entender.
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Esto No Es Normal | Jack Frost
Fanfiction―Todo el mundo es una luna y tiene un lado oscuro que nunca muestra a nadie. ―Ella mantenía la mirada pérdida, tal parecía que su mente estaba en otro mundo. Y ciertamente, solo estaba preparándose para lo que venía, estaba agotada y tenía miedo. Pe...