64; 𝖤𝗇 𝗊𝗎𝖾 𝗉𝗂𝖾𝗇𝗌𝖺𝗌?

139 17 3
                                    

“Un agudo grito se escucho desde la casa Hofferson, los hombres se miraron asustados en lo que escucharon el grito, ambos rubios salieron corriendo hacía la casa, Astrid sentía dolor por el crecimiento de sus senos, su madre y hermana intentaban calmar el dolor de todas las maneras, pero al tacto de la mano de la señora con el pecho de su hija, la hizo gritar como nunca.

~Ya calmate, se que te duele, pero esto lo va a quitar.

Astrid mordio sus labios, era una crema de plantas medicinales, hace unos dos días Astrid se había desarrollado, sus hormonas estaban al limite, estaba más agresiva que nunca.

~Ya basta.

Se quejó, cerrando los ojos, su hermana se fue a evitar que su mellizo y padre entrarán a la casa.

~No entraran a esa casa.

Dijo sería, los hombres de miraron entre confundidos.

Sangrado menstrual.

~Oh..

Ambos adultos se miraron entre entendiendo, y se fueron diciendo un montón de cosas sin sentido.

~En que piensas?

Susurro Hipo al oido de Astrid, ambos miraban el acantilando en el que se despidieron con sus dragones. Astrid estaba pensativa, como si quisiera alejarse del mundo una vez más.

~En mí madre..

Dijo sin mirarlo a los ojos, estaba poco tranquila, inquita, ansiosa, como si supiera que algo pasaría.

~Te entiendo.

~Cuando me llego por primera vez ella estuvo ahí para mí.

Hablaron sobre su adolescencia, y juventud, lo tanto que extrañaban a sus padres, hija y dragones. Ambos negaban que tenían miedo, miedo de perderse mutuamente. Pero no podían entristecerse en un día como ese, ¿por qué no? Cumplían 23 años de casados, una alegría que el pueblo compartía, ya que desde que esos dos nacieron, decían que estaban destinados a estar juntos, a amarse y valorarse mas de lo que se pensaría.

Hacía demasiado frío afuera de cada casa del pueblo, el lugar era blanco, igual que las prendas que llevaban el jefe y la jefa, ambos jovenes tenían los nervios de piel, Patapez trataba de calmar a Hipo de todas las maneras que existen.

~Hipo, odiaria ser ave de mal agüero para Astrid, así que calmate.

Regaño el rubio al castaño, aunque eran maduros, nesecitaban un poco de regaño de vez en cuando.

~¡¿Y si ella no se quiere casar conmigo?!

Dijo desesperado el pobre, Patapez lo saco a empujones de la casa, y así lo llevo hasta el lugar de su boda. Veamos como lo toma Astrid.

~Te ves hermosa.

Dijo Brutilda mirando a su mejor amiga con una sonrisa en el rostro, era un día importante.”

~Casi te orinas en los pantalones ese día.

Solto una suave risa Astrid, risa que termino de enamorar aun mas a Hipo.

᭙ꫝꫀ𝘳ꫀ ꪀꪮ ꪮᥒꫀ ᧁꪮꫀ᥉. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora