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“El grito que emprendo el castaño fue el inicio de todo, la mujer que lo sostenía en sus brazos trataba de calmarlo, pero el era demasiado pequeño y débil.

～¿Vivirá?

Pregunto en un hilo de voz, habían pasado por lo menos 6 minutos de la inesperada llegada de su hijo al mundo, ambos padres ya estaban enanorados de esa pequeña criatura, de echo estaban enamorados desde que se hizo notar. Valka tenía miedo de que su pequeño bebé no viviera, todo porque no pudo contenerlo un poco más en su vientre.

～¡Claro que lo hará! Es nuestro Hipo, pero es nuestro guerrero, en 25 años estaremos ahí parados viendo como se casa.

Valka miro a su esposo con una sonrisa, esas palabras le dieron confianza a ella para su hijo, estaba decidida a ser la mejor madre que ese niño pudo tener.

～Hipo Abadejo.

Dijo ella mirando a su hijo en brazos, el niño apreto suavemente el dedo de su padre, el adulto sonrió con una que otra lagrima.

～Hipo Horrendo Abadejo III.

Termino de decir, el tenía esperanza de que su hijo fuera el mejor guerrero del archipiélago.. Noches sin dormir, días en los que Hipo no paraba de llorar, casi dos meses después de que el naciera, pesco un pequeño resfriado, que para la casa Abadejo fue un dolor de cabeza, como raro las redadas eran de vida o muerte, eso alteraba a Hipo haciendolo llorar a todo pulmón, pero que mas da.

11 meses tenía Hipo cuando su madre se marchó, la noche era tormentosa pero no tanto, Estoico quería ir a buscarla, pero no quería dejar a su hijo, pero iría a buscarla en un tiempo.

～Mamá estará bien..

Susurro al oído de su hijo, le dió una paz que ni el adulto penso que tenía, esa desgraciada noche Hipo durmió toda la noche, no lloro, no hizo nada, Estoico descubrió como hacer que su hijo no llorara en las noches, era el calor de el, o era el de Valka, pero cada día de la vida de Hipo hasta que el cumpliera 7, Estoico le brindaría el calor que el quiere y le tranquiliza.”