Dylan
Para el castaño, la noche solo podía ir de bien a increíble. Al fin había logrado jugar nuevamente. De verdad no se había dado cuenta de lo mucho que lo extrañaba hasta ese momento y ahora que no tenía la presión de ser capitán, era incluso mejor. Comer pizza con sus amigos siempre lo ponían de buen humor y ahora que Kyle también se les había unido, Dylan no podía estar más contento con su vida.
Había creído que ese año sería un desastre, pero iba comenzando y ya lo había marcado como uno de los mejores. Entre las conversaciones y las risas, Dylan se permitía observar a Kyle unos segundos más de los necesarios, preguntándose si las cosas hubiesen sido diferentes si el chico jamás le hubiese robado la billetera. Probablemente nunca se habrían visto otra vez y ahora solo Dios sabía si Dylan estuviera así de feliz esa noche si aquello nunca hubiese sucedido.
Y Kyle parecía estar pasando un buen rato, lo que solo dejó al castaño más satisfecho.
El chico había estado tan decaído que verlo sonreír terminó volviéndose un regalo para sus ojos.
Entre un momento y otro, Trevor terminó recibiendo una llamada de sus padres y mientras este se retiraba para responder, Baverly pareció tomar la oportunidad para ir al servicio, dejando a Dylan y Kyle solos en la mesa.
—¿Vas a quedarte viéndome toda la noche? —preguntó de repente el de ojos verdes, volviéndose a Dylan. No parecía molesto, más bien divertido.
El castaño sintió sonrojarse. Lo había descubierto.
—Sí lo siento, es que no sabía cómo decirte que tienes algo entre los dientes —bromeó, intentando ocultar su vergüenza.
Kyle sonrió con ganas, pero haciendo ademán de taparse parcialmente la boca con la mano, como para ocultar su dentadura.
—¿Realmente tengo algo entre los dientes? —preguntó, entre nervioso y animado.
Él no pudo evitar sonreír con calidez, al tomar aquel gesto de Kyle como lo más inocente que alguna vez hubiese dicho.
Negó con la cabeza, lo que pareció aliviar al chico.
Las comisuras de sus labios fueron bajando, hasta dejar una sutil sonrisa en sus labios, mientras que sus ojos sonreían por sí mismos. Se quedaron así unos segundos, viéndose a los ojos, perdiéndose en el color del iris del otro. Kyle terminó por inclinarse sobre la mesa, recostándose ligeramente sobre sus brazos flexionados, sin apartar la mirada de Dylan. Lo que hizo que a este último le latiera con potencia el corazón.
El castaño no quería pensar aquello porque le causaría mucha ilusión y no quería terminar decepcionándose, pero sus pensamientos parecían tener vida propia y no pudo evitarlo: parecía como si Kyle lo viera con cariño.
ESTÁS LEYENDO
The Crash
Novela Juvenil-Así que... ustedes dos son... ¿amigos? Kyle desvió la mirada a todos lados, evitando encontrar la de Dylan. -No estoy en contra, pero saben que es una locura, ¿verdad? Tú, Dylan, eres literalmente todo lo que representa al lado norte y tú, Kyle, p...