Es tiempo

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Dylan 

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Dylan 


El nuevo vacío que se había abierto en el pecho del castaño era uno que podía consumir al universo entero, como un agujero negro. Era decir, ya había absorbido toda la luz que quedaba en él y como con cualquier agujero negro, no había modo que la luz volviera a resurgir. Así como sentía que nunca volvería a ser feliz ahora que su mejor amiga se había ido. 

Luego de haber llorado los cinco océanos cuando recibió la noticia, había quedado en estado de shock. El resto del día en el que tuvo que ayudar a hacer los preparativos, actuó de manera automática. Su cuerpo podía estar en movimiento, pero su mente se había ido hasta la luna y por más que deseó quedarse ahí, el mundo real lo arrastró de nuevo. 

Había llorado tanto en los últimos días que le sorprendía aún no haber quedado seco. Le dolía la cabeza terriblemente, gracias a muchos de los sollozos silenciosos que lo invadían a la mitad de la noche y, a pesar de que intentaba con creces que fueran inaudibles, Kyle siempre se presentaba en su habitación solo para acompañarlo, sentarse en el suelo al lado de su cama y esperar a que se quedara dormido. Muchas veces evitaba abrazarlo, lo cual despertaba quejas mentales en Dylan, quien solo quería sentir el contacto del chico manteniéndolo seguro. Sin embargo, así como había entendido sus razones para no decirle la verdad en el pasado, entendía por qué quería mantener la distancia. 

Y, a pesar de que sí se había sumido en el duelo y la miseria, la presencia del de ojos verdes le había hecho sentir que no sería para siempre y eso lo ayudó a mejorar en la última semana. 

La visita de Zoey lo hizo retroceder un poco, por el simple hecho de pensar que debía volver a la escuela y enfrentar a todas aquellas personas que querían darle su pésame. No quería regresar a esos pasillos que ahora se sentirían vacíos sin Baverly, no quería regresar a ver que su amiga ya no lo esperaba en su casillero para ir a clases juntos, no quería entrar a clases y sentarse al lado de un pupitre sin dueño y lo que menos quería era tener esos martes y jueves estudiando solo a la mesa de la cocina. Era demasiado. 

Con Trevor habían faltado toda la semana y por lo que el muchacho le contó, Zoey también se apareció en su casa para dejar algunas tareas de las clases que llevaban juntos, que eran la mayoría. Dylan se había negado el viernes a ver si quiera los libros, pero el sábado en la tarde, accedió a sentarse al escritorio con Kyle para hacer algunas. Se tardaron bastante, porque él se quedaba viendo al suelo o a la ventana por mucho tiempo sin darse cuenta, hasta que sentía a su amigo tocándole el brazo y volvía en sí parcialmente. 

Y sus padres no llegarían aún. Había hablado con ellos a la mañana del accidente y su madre también había soltado a llorar, así que tuvo que hablar con su padre, quien logró mantener más la compostura. Lo habían llamado todos los días, pero la conversación no duraba más de un par de minutos y el día anterior le confirmaron que no lograrían regresar antes del mes estipulado. A pesar de que la agencia comprendía la situación, no había vuelos disponibles, además del hecho de que aquel trabajo era muy importante para ellos y no podían darse el lujo de retrasarlo. 

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