Llamada de medianoche

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Los médicos se encargaron de poner a Kyle en una camilla y llevarlo detrás de las mismas puertas en que habían ingresado a Dylan. Le enfermera le preguntó a Zeke qué había sucedido, a lo que el chico contestó en términos muy generales.

—No estoy muy seguro, por lo que el chico me comentó, los atacaron, los golpearon y apuñalaron al otro.

A pesar de que Zeke sabía que debía contar la verdad, no podía. Aunque Tokio se mereciera ir a prisión, los otros chicos sí eran sus amigos, por lo que aún no sabía si debía contarles a las autoridades.

Debido a que Kyle había recibido muchos golpes, tuvieron que hacerle una radiografía, para asegurarse que no tuviera nada roto o alguna hemorragia interna. Increíblemente el de ojos verdes había quedado inconsciente durante todo el procedimiento, aunque este no había tardado mucho, ya que era una noche tranquila y no había más pacientes. Cuando aseguraron que no había daños internos, lo acomodaron en una camilla en la sala de urgencias, con una bata de hospital y un par de cables saliendo de él. 

Cuando permitieron que Zeke se quedara con él, el chico solo podía preguntarse qué demonios debía hacer. Kyle claramente había tenido un ataque de pánico y había colapsado en el suelo antes de darle indicaciones de qué hacer o si quería que llamara a alguien. Se tomó un momento en observar al chico de ojos verdes, pero verlo ahí solo le recordó la noche en que Tokio los había obligado a cortarlo y se sintió el doble de culpable.

Intentó dejar de pensar en eso y buscó en los bolsillos del muchacho su teléfono, recordando que, antes de desmayarse había dicho que debía avisar a los padres de ese tal Dylan, quizá Zeke debía ayudarlo con eso también. Sin embargo, no tenía idea de quién en todos los contactos de Kyle era la persona correcta para llamar, hasta que vio un nombre que había escuchado al chico decir.

Marcó el número de «Trevor» y esperó.


Trevor en ese momento se encontraba pacíficamente durmiendo en su habitación. Luego de dejar a Nora en casa, había caído rendido en el colchón. Despertó con los primeros timbrazos, pero se rehusaba a responder, eso hasta que en una milésima de segundo pensó que una llamada a esa hora o bien podía significar que alguien quería molestarlo o que algo terrible había sucedido. 

Observó el nombre de Kyle en la pantalla y se extrañó de sobremanera.

—¿Kyle? ¿Qué pasa? —contestó con voz soñolienta.

—¿Eres amigo de Kyle? —le dijo una voz desconocida de un chico al otro lado, lo cual simplemente lo confundió más.

—Eh... algo así. ¿Quién eres? ¿En dónde está Kyle?

«¿Y dónde está Dylan?» quería preguntar, considerando que los dos debían estar juntos, pero al no conocer a la persona en el teléfono, prefirió no darle más información de la necesaria.

—Es por eso que llamo —el corazón de Trevor comenzó a latir con fuerza—. Tus amigos están en el hospital.

Solo eso necesitó Trevor para levantarse de la cama con la velocidad de la luz y dejó que el chico le explicara muy vagamente lo que había sucedido mientras se vestía. El muchacho solo le comentó que Kyle y Dylan habían sido «atacados» y que el castaño estaba muy malherido y el otro seguía inconsciente. También le pidió que llamara a los padres del primero y colgó.

Lo primero que hizo mientras salía de su habitación, fue marcar el número de los padres de Dylan, quienes aparentemente salieron con la misma velocidad que él mismo. El chico solo pasó por la habitación de sus padres diciéndoles que debía correr, no respondió ninguna de sus preguntas y de camino llamó a Nora, pero lo único que podía pensar era que era imposible que tuviera que estar saliendo de su casa a altas de la noche porque sus amigos estaban en el hospital, de nuevo. Le recordaba la noche cuando Dylan lo había llamado con una voz que podía romper al mundo entero, diciendo que su mejor amiga estaba pendiendo de un hilo.  

Les pidió a todos los seres celestiales que aquella noche no terminara con una tragedia.


Zeke también llamó a la madre de Kyle, a quien solo conocía de vista. La mujer ni siquiera esperó la explicación, sino que cortó inmediatamente y salió corriendo de su casa. Para Bárbara, aquello también era como un déjà vu. Su hijo ya había ido a parar al hospital en estado crítico, no podía creer que volviera a una situación similar. 

La noche se transformó de un viernes agradable en la feria a una de completo caos y Zeke, de alguna manera había terminado en medio de todo eso. Entró nuevamente a donde Kyle se encontraba, mientras sentía como vivía el momento más raro de toda su vida. ¿Quién iba a creer que alguna vez se encontraría haciéndole compañía al chico en un hospital? Podría dejarlo ahí. Era decir, ya les había avisado a todas las personas que debía, pero creyó que mientras no llegaran sus conocidos, lo mejor era quedarse con él un rato.

Ahora lo único que quedaba hacer era esperar a que este recuperara la consciencia y así poder explicarle cómo era que su noche de fantasía había terminado en golpes, cuchillos y sangre.

Zeke incluso se tomó la molestia de recordar aquellos momentos de tensión, cuando Tokio se había dado cuenta que Kyle y el otro chico estaban juntos. Cuando él los había visto en la feria, jamás se lo hubiese imaginado, así que cuando descubrieron que realmente estaban juntos, el corazón de Zeke dio un vuelco. No era que siempre sintiera preocupación o culpa por lo que le sucediera al de ojos verdes, pero no pudo evitar pensar en cómo se sentiría él si estuviesen atacando a su novio frente a él, sin poder hacer nada al respecto.

Kyle le había prometido que no le diría a Tadeo haberlo visto con Sam y, aún en medio de toda la pelea, había mantenido su promesa. Ojalá pudiera compensárselo de algún modo. Claro, lo intentaría si Tokio no se enteraba que había regresado a ayudar a los dos chicos, porque si lo hacía, este lo destruiría por completo, así como había hecho con su contrincante de toda la vida.

Se sentó en la silla al lado de la camilla del chico y esperó. No podía tardar en despertar. 

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