Trato

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Kyle

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Kyle

Una vez cerró la puerta de su casa, tenía toda la intención de volver a su pequeña habitación. Le dolía todo el cuerpo y sabía que, si se miraba al espejo, no tendría para nada un buen aspecto. Sin embargo, cuando se dio la vuelta, vio a su madre aparecer de repente. Kyle aseguraría que no estaba ahí segundos antes. 

La mirada de la mujer pasó de una de confusión a pura preocupación. 

—¿Pero qué rayos pasó contigo? —preguntó Bárbara tomando el rostro de su hijo. 

Kyle tenía toda la intención de responder, hasta ver que por la puerta de la habitación de su padre, aparecía Nick. Con solo ver al hombre, a Kyle se le quitaron hasta las ganas de quedarse a dormir ahí. Prefería mil veces dormir en su auto que quedarse mucho tiempo en el mismo lugar que el novio de su madre; pero solo por esa vez, añoraba más su cama de lo que apreciaba su orgullo. 

—Nada de lo que preocuparse —respondió sin entusiasmo mientras se zafaba del agarre de su madre. 

—Kyle, vuelve aquí —le exigió Bárbara, pero Kyle hizo como si no la escuchara. 

—Respóndele a tu madre, muchacho —intervino Nick con voz severa. Kyle se detuvo a medio camino, pero no se volvió a ellos—. ¡Respóndele a tu madre! 

—¡Estuve en una pelea! ¿de acuerdo? —alzó la voz al momento en que se daba media vuelta para enfrentarse al hombre—. Unos chicos comenzaron una pelea en el bar e intenté detenerla. Ahora si me permiten, iré a mi habitación. 

Nadie más lo detuvo. Cuando entró, lo primero que hizo fue cerrar la puerta de un golpe y echarse sobre la cama boca abajo junto con su perro. No pasó ni un minuto cuando escuchó su perta abrirse. 

Sabía que era su madre. 

—Mamá, fue un día bastante largo. Solo quiero dormir —le dijo a la mujer sin abandonar su posición, siendo su voz amortiguada por la almohada. 

—Si te digo la verdad, Kyle, ni siquiera entiendo por qué pediste un trabajo en ese bar —respondió su madre, ignorando su petición—. Ya tienes tu trabajo en el mecánico, ¿no? ¿Con Bobby?

Kyle suspiró mientras por fin se daba la vuelta. Su madre lo miraba desde el umbral de la puerta. 

—Quería un poco de dinero extra, solo eso —se encogió de hombros, mientras se incorporaba ligeramente, usando los codos como soporte—. Pero no hay de qué preocuparse. Es bastante seguro que estoy despedido. 

Dicho eso, Kyle se volvió a dejar caer sobre el colchón, agotado y con el mismo pensamiento que recorría su mente día y noche: ¿Y ahora cómo pagaría su deuda?

—Kyle —lo llamó Bárbara. Su tono de voz era el mismo que usaba cuando sabía que algo no iba bien—. No es solo por eso, ¿verdad? ¿Hay algo que quieras contarme? 

The CrashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora