Dylan
Las primeras dos semanas en la escuela no habían sido tan malas. Había recibido uno que otro insulto, un par de bromas más como las del balón de soccer y varias miradas tanto indiferentes como de odio de sus viejos amigos.
Dylan simplemente no lo entendía. ¿Cómo era que por el simple hecho de dejar un deporte se había vuelto la diana del desprecio de los populares de la escuela? Al principio, cuando acababa de dejar el equipo, aún tenía a sus amigos, aún era popular, considerando que intentaba llevarse bien con todos los chicos que conocía de la escuela. Sin embargo, las sospechas de que las cosas no estaban yendo como siempre comenzó cuando Zoey y los del equipo le pedían la casa para sus tontas fiestas. Como los padres de Dylan casi siempre estaban fuera del pueblo, el lugar estaba disponible la mayor parte del tiempo.
Entonces comenzó a negar las peticiones de sus amigos, diciéndoles que no podía seguir organizando fiestas en su casa porque su madre había puesto cámaras. Una gran mentira, por supuesto, pero Dylan quería probar su teoría. Y vaya que lo había hecho. Una vez sus amigos ya no tenían uso para él, comenzaron a tratarlo como si fuera la burla de la escuela.
Sin embargo, estaba dispuesto a dejar todo eso atrás. Ya no tenía caso intentar entender cómo su vida se había ido patas arriba.
Por lo menos ya era viernes en la noche, lo que quería decir que Dylan podría quedarse en casa, aislado nuevamente del mundo y sin necesidad de tener que pensar en si las cosas estaban yendo bien o no.
Eso hasta que apareció Baverly en la puerta.
—Vístete, saldremos en diez minutos —le dijo su amiga mientras se autoinvitaba a pasar, yendo directamente hasta la habitación de Dylan.
—¿A dónde iremos esta vez, Bailey? —preguntó, mientras veía cómo su amiga husmeaba en su armario.
—Iremos solo a un restaurante... nada más —sin embargo, se notaba a kilómetros de distancia que ese no era realmente el plan.
La chica le tiró una camisa azul oscuro y unos pantalones negros. Nada que él no hubiese podido escoger solo.
—Baverly...
—Dylan —lo interrumpió la chica al tiempo en que se volvía para enfrentarlo—. Mira, sé que la última vez que te saqué de casa no te la pasaste de maravilla, así que quiero compensártelo. Tranquilo, no iremos a ninguna fiesta. Iremos a un lugar en donde estoy segura que nadie te conoce, ¿de acuerdo?
Dylan frunció el entrecejo.
—¿Fuera del pueblo?
No era que todo el pueblo lo conociera, obviamente, pero ¿quién no aseguraba que a donde iban no habría personas de su escuela?
—Tú solo vístete. Te espero en el auto.
Y, como había prometido, diez minutos después ya estaba en el asiento del copiloto, listo para ser arrastrado a una de las infinitas aventuras enigmáticas de su amiga. Se hubiese pensado dos veces en aceptar si hubiese sabido de antemano que se dirigían al lado sur.
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The Crash
Teen Fiction-Así que... ustedes dos son... ¿amigos? Kyle desvió la mirada a todos lados, evitando encontrar la de Dylan. -No estoy en contra, pero saben que es una locura, ¿verdad? Tú, Dylan, eres literalmente todo lo que representa al lado norte y tú, Kyle, p...