No me odies

36 6 0
                                    

Kyle 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kyle 


Lo primero que distinguió al intentar abrir los ojos fue una luz blanca enceguecedora. Por un momento realmente pensó que tal vez había muerto, pero entonces la luz parpadeo y fue como si saliera de su trance. Sintió el colchón debajo de su cuerpo y, cuando intentó moverse, sintió como cada parte de él dolía.

—Vaya, creí que tardarías más en despertar, a decir verdad —dijo una voz que no logró reconocer inmediatamente.

Kyle se sentía perdido. ¿En dónde estaba? ¿qué había pasado? Intentó volver a moverse, pero su cuerpo no lo dejó. Fue en ese momento que recordó que el dolor que sentía era por los golpes, pero ¿quién lo había golpeado?

Tokio. Tokio lo había golpeado.

Y a Dylan también.

Finalmente recobró la orientación. Sabía que había tenido un enfrentamiento con Tadeo y sus matones, sabía que había estado en el hospital, pero el momento luego de su llegada seguía borroso.

—¿Qué me pasó? —preguntó, mientras inclinaba la cabeza a donde estaba el chico de la voz.

Zeke. Era cierto, Zeke lo había ayudado.

—Tuviste un ataque de pánico y te desmayaste —dijo sin interés.

Un ataque de pánico. Nunca había tenido uno de esos antes.

—¡Dylan! —reaccionó mientras intentaba levantarse—. ¿Dónde está Dylan?

El dolor volvió a atravesar su cuerpo, pero no lo detuvo. Hizo lo posible por levantarse.

—No creo que deberías hacer eso —señaló el chico, ganándose una mirada asesina de Kyle—. Como quieras. Tu novio está fuera de peligro, pero sigue inconsciente. Sus padres llegaron apenas hace unos minutos.

Eso hizo que Kyle sintiera un tremendo alivio. Dylan iba a estar bien. Gracias a Dios, al Cielo y a la Tierra, Dylan iba a estar bien.

Saltó de la cama con mucha dificultad, mientras se agarraba el vientre, como si esto pudiera mantenerlo de pie. Cuando estuvo de pie, se dio cuenta que estaba en bata de hospital y tenía una intravenosa en el brazo. Negó con la cabeza y se la quitó, al tiempo que recorría el lugar con la mirada. En una esquina estaban sus pertenencias. Tomó la bolsa y comenzó a vestirse con todo el dolor del mundo inundándole el cuerpo.

Su camisa no estaba, solo su chaqueta, la cual tuvo que cerrarse sobre los hematomas que se veían terribles en su piel.

Se volvió a Zeke, quien hacía muecas de dolor al tiempo que Kyle intentaba vestirse. Luego, todo lo sucedido le regresó a la cabeza de un golpe y dejó su mirada fija en el chico.

—Tú —lo señaló—. ¡Por ti Tokio nos encontró a Dylan y a mí! ¡Teníamos un trato!

Zeke por fin se levantó de la silla, con las manos frente a él, como intentando calmarlo.

The CrashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora