Ser tu todo

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Kyle 

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Kyle 


Como en los últimos días, el de ojos verdes tuvo que llevar a Fender al trabajo, ya que no podía dejarlo solo por mucho tiempo. El lado bueno era que el perro era del agrado de todos en el taller, aunque no solían acercarse a acariciarlo. El asunto era que, tener a su perro en el taller, además de la buena compañía que hacía, le ayudaba bastante. No era como si pudiera pedirle herramientas, pero lograba sostenerle la linterna para que Kyle trabajara sobre el motor de un auto, le pasaba la botella de agua y otras cosas pequeñas que estuvieran al alcance y reconocimiento del perro.

Fender estaba sosteniendo la linterna sobre un costado del motor, ya que desde su posición —una mesa alta a la que tuvo que brincar para estar a buen nivel— no podía alumbrar toda la maquinaria.

—Fender, ve por un poco de agua —le pidió a su perro, señalando la botella que se encontraba en el suelo a unos metros de ellos, mientras tomaba el objeto de su hocico.

El can bajó de un salto y desapareció de la vista de su dueño.  

Lo cierto era que el chico estaba tan concentrado en su trabajo que no se dio cuenta el tiempo que Fender tardó. Su amigo volvió a subir a la mesa y cuando estiró la mano para tomar la botella, esta cayó en su palma. Acto seguido le volvió a tender la linterna.

—Sostén esto —le dijo sin volverse a ver a su mascota y la linterna volvió a escapar de sus manos.

—¿Así está bien o la quieres más arriba? —preguntó una voz.

Kyle se sobresaltó y estuvo a punto de dejar caer la botella de agua. Se volvió hacia el dueño de la voz y esa vez, el corazón no se le aceleró solo por el susto.

—¿Dylan? ¿Qué haces aquí? —preguntó mientras una sonrisa se le formaba en el rostro y se quitaba los audífonos. 

—No creas que soy un acosador ni nada —aclaró mientras se acercaba un poco más—, pero vi que casi era tu hora de salida y le pedí a Trevor que me dejara aquí. ¿Está bien?

—Por supuesto que está bien —dijo, como si la sola idea de que Dylan preguntara era absurda. El castaño volvió a acercarse un paso, pero con toda la voluntad de su cuerpo, Kyle tuvo que dar un paso hacia atrás, lo que dejó muy confundido al chico—. En serio no me odies, Carter, es solo que... —se inclinó un poco al frente—, recuerda que en el lado sur debemos ser un poco más cuidadosos, ¿de acuerdo?

Dylan levantó ambas cejas y asintió lentamente, seguramente recordando el hecho de por qué Kyle había hecho tanto drama al principio. El lado sur era peligroso para ellos dos, ya que corrían el riesgo de que Tokio los viera o llegara a enterarse por alguien más y terminara yendo detrás de los dos.

El castaño abrió el espacio entre ambos, haciendo como si nada hubiese sucedido.

—Déjame terminar aquí y podemos irnos —le aseguró al chico, a lo cual, este asintió. 

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