Kyle
Se encontraba frente al espejo colgado a la pared del otro lado de la puerta. Sabía que se había quedado mucho tiempo ahí, pensando en qué debía hacer. Claro que tenía la intención de regresar, pero había algo que lo preocupaba.
Kyle había estado dando vueltas por la habitación, intentando tomar una decisión. Quería ir a nadar, pero no quería que los amigos de Dylan —ni Dylan— vieran las cicatrices que escondía bajo su ropa. Sí, podía dejarse la camisa puesta, pero eso lo haría ver raro, lo que lo inquietó realmente. Nunca se preocupaba por las cosas que dirían de él, sin embargo, aquello sí le importaba. No quería quedar mal frente a ninguno de los chicos que se encontraban afuera esperándolo.
Pensó.
Tal vez no se veían tanto. Las de los brazos podían pasar desapercibidas, ¿pero las del pecho, la espalda? ¿la del abdomen?
Se levantó la camisa, dejando expuesta su piel fantasmal, tersa sobre los músculos del abdomen. La cicatriz del pecho se veía, pero no tanto. Kyle la veía a simple vista porque sabía que estaba ahí, ¿pero la que estaba más abajo, en la parte inferior izquierda? ¿La cicatriz de doce centímetros? Esa podía verse a kilómetros de distancia.
Realmente no quería que vieran su cicatriz. Era tremenda y no quería empezar a contestar preguntas de cómo se la había hecho. Quizá a Dylan no le molestaría decírselo, pero aún no confiaba en los amigos de él.
Se quedó ahí plantado, con la mirada fija en la herida, recordando cada momento de aquella noche, mientras que se reproducía una y otra vez en su cabeza. Estaba tan absorto en sus recuerdos que ni siquiera se dio cuenta de que el castaño lo había ido a buscar, y ahora se encontraba parado en el umbral de la puerta, observando la cicatriz de Kyle por el espejo.
Su expresión era de pura... ¿preocupación?
—¿Eso es una cicatriz? —preguntó, a pesar de que ya sabía la respuesta.
Kyle se bajó el suéter inmediatamente y se volvió al chico.
—No es nada —se atrevió a decir, esperando que el chico dejara hasta ahí el tema.
Pero era Dylan y ya se había dado cuenta que Dylan no dejaba preguntas sin resolver así nada más.
—¿Qué fue lo que pasó?
Y ahí estaba la pregunta que quería evitar.
—Nada —contestó, intentando no sonar grosero—. Regresa al lago, iré en un minuto.
Dylan negó con la cabeza y terminó por entrar en la habitación.
—Kyle... —comenzó a decir Dylan, mientras se acercaba más a él, como queriendo que aquello quedara solo entre ellos—. Solo dime.
ESTÁS LEYENDO
The Crash
Teen Fiction-Así que... ustedes dos son... ¿amigos? Kyle desvió la mirada a todos lados, evitando encontrar la de Dylan. -No estoy en contra, pero saben que es una locura, ¿verdad? Tú, Dylan, eres literalmente todo lo que representa al lado norte y tú, Kyle, p...