Momento perfecto

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Dylan 

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Dylan 


Además del asunto de poder tener una mascota, al castaño nunca le había costado tanto convencer a sus padres. Era decir, no es como si fuera un niño mimado que conseguía todo lo que quisiera, sino que no solía pedir mucho y si lo hacía, procuraba que no fuera algo de gran medida. 

Sin embargo, la verdadera razón por la que sus padres no querían dejarlo ir a la casa del lago, era porque iba con su novio. Y, había que ser honestos, seguro sus padres con toda la vergüenza del mundo ya se imaginaban lo que esos dos podían hacer solos un fin de semana. 

Lo cual no tenía ningún sentido, porque si Dylan quisiera hacer ese tipo de cosas, solo debía esperar a que sus padres volvieran a irse. No era algo en lo que solía pensar, pero le parecía extraño que Linda y Frank se preocuparan tanto, considerando que ellos no eran lo que podía llamarse «reservados».

Quizá era el simple hecho de que sabían que su hijo estaría solo con su novio.

De igual forma, independientemente de lo que Linda y Frank pensaban que harían, no era ese el caso. Dylan de verdad quería tener un fin de semana con Kyle. Un par de días para poder relajarse, hablar de cualquier cosa, tener un poco de diversión y una maravillosa velada sin la preocupación de tener que regresar a casa o que sus padres llegarían pronto.

Aunque no iba a mentir. La idea de tener a Kyle toda una noche le despertaba pensamientos comprometedores. Desde la fiesta de Trevor, solía pensar mucho en eso cada vez que miraba al chico. La manera en que su camiseta se elevaba cuando este estiraba los brazos y cómo caía esta sobre su delgada, pero fuerte espalda; lo bien que caían sus jeans sobre su delgada cadera, la manera en que se recostaba a lo largo del sofá, con sus piernas de fuera debido a su estatura. Y lo que lo volvía más loco: la manera en que sus manos lograban trazar su perfecta figura y sentir su piel increíblemente suave debajo de la ropa.

 Lo quería todo para él.

Sacudió la cabeza, intentando regresar al mundo real.

El asunto era que, por más que le costó convencerlos, sus padres le permitieron ir de fin de semana con el chico, pero no pasaron por alto la vergonzosa oportunidad de recordarle que usara protección, a lo que Dylan mejor se cubrió el rostro y salió corriendo del lugar.

Justo en ese momento terminaba por empacar. Kyle no tardaría en pasar por él, pero mientras que lo esperaba, decidió llamar a su mejor amigo.

—¡Hey! Hermano, que bueno que llamaste, tenía una pregunta que hacerte —dijo el chico al otro lado de la línea al nada más contestar.

—Estoy muy bien, Trev, gracias por preguntar —bromeó, al escuchar lo apurado que estaba su amigo.

—Ya sabes, cuando quieras —Dylan rodó los ojos con diversión—. Hipotéticamente hablando, digamos que hay una chica que pudo haber sido tu novia si no hubieses conocido a tu actual novio, hipotéticamente hablando, y solo se besaron una vez por un intento fallido de olvidar un corazón roto. Hipotéticamente hablando. ¿Rompería el código de amigos si le pidiera a la chica salir conmigo? Hipotéticamente hablando.

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