Dylan
¿Era posible sentir todo el dolor y pesar del mundo y al mismo tiempo no sentir nada en lo absoluto? Era como cuando se sentía un dolor físico tan constante que terminaba por entumecerse y solo lograba volver a sentirse si uno ejercía presión. Dylan había estado sumido en un dolor constante hasta que estuvo entumecido, pero había ejercido tanta presión sobre la misma herida que ahora ya ni eso le despertaba sensaciones. Y, sin embargo, esa parte adormilada le recordaba que el dolor seguía presente.
Y, por si fuera poco, el insomnio decidió dominarlo justo en el momento en que deseaba sucumbirse a un mundo mejor a ese, en donde no tenía que pensar en nada, en donde no tenía que sentir nada. Estaba tan desesperado por desconectarse de sus sentimientos y de la realidad que decidió tomarse las pastillas para dormir.
Su madre lo había ido a despertar para invitarlo a desayunar con ella y su padre, pero Dylan se había negado, diciendo que tal vez para el almuerzo. Aun así, no salió de su cama y Linda, preocupada como siempre, terminó por ir a buscarlo cuando no se presentó a la mesa por segunda vez.
—Cariño, ¿qué pasa? ¿Te sientes bien? —preguntó desde la puerta.
No. No estaba bien. Nada se sentía bien.
—No realmente —dijo, sin molestarse en ocultar su malestar.
Su madre se acercó y se sentó a la orilla de la cama. Dylan estaba recostado sobre su vientre, con las manos metidas en la almohada, pero la posición que dejaba casi escondido su rostro no evitó que su madre tocara su frente y su mejilla con el dorso de la mano.
—No pareces tener fiebre. ¿Es el estómago el que te molesta? —el castaño solo tuvo fuerzas para negar con la cabeza—. ¿La cabeza entonces?
El chico volvió a negar de la misma forma, recibiendo una mirada suspicaz de su madre. La mujer suspiró luego de unos segundos, al tiempo que sonreía sutilmente.
—¿Será el corazón? —preguntó en cierto tono burlón. Eso llamó la atención de Dylan, quien solo fijó sus ojos en los de su madre—. Este no es ningún malestar físico, ¿cierto, cariño?
El castaño suspiró, pero en lugar de responderle a Linda, simplemente se dio la vuelta, hundiendo el rostro en la almohada.
—Vamos, Dylan. Dime qué pasa.
—No quiero hablar de eso —la voz le llegó amortiguada, considerando que tenía el rostro enterrado.
—Hijo, ¿es esto por Zoey? —indagó a lo que Dylan hubiese torcido los ojos de haberlos tenido abiertos.
En lugar de rodar los ojos simplemente bufó. Incrédulo a que el tema de su exnovia siguiera siendo eso, un tema de conversación.
—Mamá, sabes que superé a Zoey desde hace meses. Esto no es por ella.
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The Crash
Teen Fiction-Así que... ustedes dos son... ¿amigos? Kyle desvió la mirada a todos lados, evitando encontrar la de Dylan. -No estoy en contra, pero saben que es una locura, ¿verdad? Tú, Dylan, eres literalmente todo lo que representa al lado norte y tú, Kyle, p...