Idea alocada

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Dylan

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Dylan

La verdad es que nunca se había puesto a pensar en si vería a Kyle Montgomery otra vez. Podría llegar a decir que le traía sin cuidado, pero luego de lo ocurrido el día anterior por la tarde, la idea había permanecido en su cabeza. Y aquello que le había dicho antes de marcharse se quedó clavado hasta el fondo...

«No tengo a nadie que me apoye, ni que salte a la pelea conmigo. No me parecía justo que te pasara lo mismo que a mí».

Kyle no era un buen chico, eso ya lo tenía más que claro; pero tampoco era tan malo. 

Si había interpretado bien lo que le había dicho el de ojos verdes y realmente estuvo solo toda su vida, no le extrañaría que fuera tan hostil con el resto de las personas.  

Dylan no le había dedicado nunca tanto tiempo de sus pensamientos a Kyle, pero ese día se había ganado el recorrer su mente durante las próximas veinticuatro horas. Ni siquiera se dio cuenta de lo abstraído que estaba hasta que Baverly lo golpeó en el brazo. 

—Señor Carter, ¿sería tan amable de volver al mundo real, por favor? Su compañera de estudio lo necesita. 

Hacer tareas con Baverly se había vuelto prácticamente una obligación para ambos, excepto cuando algo sumamente importante ocurría, solo entonces tenían permitido saltarse su sesión de estudios. 

Se encontraban en casa de Dylan, sentados a la mesa de la cocina haciendo sus tareas de literatura. 

—¿Qué libro escogiste para el ensayo? —preguntó la chica una vez supo que Dylan tenía su atención. 

El chico buscó entre sus papeles, hasta que dio con el libro que había encontrado en la librera de su padre. Frank solía comprar un libro por cada viaje que hacía, por lo tanto, tenía una variedad en distintos idiomas, lo cual era posible por su habilidad sobrehumana para aprender diferentes lenguas. 

Dylan solo sabía inglés y español. Aunque eso ya le era bastante útil. 

—Crónicas de una Muerte Anunciada —le dijo a su amiga mientras le extendía el pequeño libro—. Es sobre un hombre que es asesinado por dos hermanos gemelos porque creen que le quitó la virginidad a su hermana. Todos en el pueblo lo sabían, pero la noticia nunca llegó a él. 

—Completamente de tu estilo —comentó la chica, ligeramente impresionada por la trama del libro—. Yo pensaba algo más clásico, como Macbeth. 

—Macbeth es una obra, no un libro en sí. 

—Es una historia, por lo cual califica para el trabajo. 

Dylan rio mientras negaba con la cabeza. Nadie podía negar que Baverly tenía un don para torcer las reglas. Era una habilidad que Dylan envidiaba, porque aquello ya la había sacado de problemas más veces de las que podía contar. 

The CrashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora