Valer la pena

45 9 21
                                    

Kyle 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kyle 


Solo un beso. Eso era todo lo que había querido en aquel momento. Solo un beso y terminaría con todo. Lo que nunca pensó fue que ese último beso hizo que se arrepintiera con cada fibra de su cuerpo por haber apartado a Dylan. Había cometido un terrible error, pero no pudo evitarlo. De todas las cosas a las que ha tenido que renunciar, no quería renunciar a esa última oportunidad que tenía para probar los labios del chico. Terminó complicando las cosas y lo sabía. 

Y lo peor de todo, era que Dylan le dio un magnífico obsequio y eso solo le partió el corazón. 

Decirlo así de simple llegaba a ser contradictorio, pero viéndolo más a fondo, tenía el perfecto sentido: sus padres eran los únicos que solían darle obsequios, de los cuales solo algunos acertaban a su personalidad. Dylan había captado toda la personalidad de Kyle en un solo brazalete. Lo había llegado a conocer mejor que cualquiera y ahora Kyle se veía en la obligación de cortar sus lazos, por lo que no pudo quedarse con el regalo. 

Y no, no podía quedarse simplemente como su amigo, porque entonces solo sería cuestión de tiempo para que cayera en sus deseos, llevándose a Dylan consigo. 

Se había quedado toda la noche del martes despierto pensando en aquello, sin lograr pegar ni un ojo. El miércoles incluso parecía un zombie, con la mirada perdida y los ojos apagados. Recibió varias miradas curiosas y preguntas sobre su estado emocional tanto de su madre y Bobby, pero ni eso fue capaz de responder. 

Justo caía la noche cuando Kyle decidió marcharse a casa. Y, aún mientras sentía todo el pesar del mundo cayendo sobre sus hombros y oprimiéndole el pecho, un castigo del universo hizo que nuevamente se lamentara de su decisión de apartar a Dylan. 

Al principio no lo había visto, así que simplemente subió al auto. Fue cuando estaba por marcharse cuando notó algo aprisionado en los limpiaparabrisas, junto con un papel. Lo primero que pensó era que podía ser una multa, pero era una tontería, considerando que su coche estaba aparcado en una zona designada para el taller. 

Cuando bajó a inspeccionar, otra vez ese sentimiento de que había cometido un error lo invadió. Pegado a una nota, estaba el brazalete que el castaño le había regalado. Con el corazón desbocado y las manos temblorosas logró tomarlo. No fue hasta que leyó la nota en que una sonrisa a medias, llena tanto de felicidad como de tristeza, se pintó en su pálido rostro. 

«Fue hecho especialmente para ti. Por favor, acéptalo». Y esas simples palabras hicieron que una ola de calidez lo embriagara. Sin embargo, la negatividad pudo con él y se encontró pensando en lo mucho que quisiera que las cosas fueran diferentes. 

¿Ahora cómo iba a lograr sacarse a Dylan de su cabeza? Si el chico seguía con esos detalles, ¿cómo iba a tener la fuerza de voluntad para alejarse? Era tan injusto, porque Kyle quería estar con el castaño más de lo que ha querido algo en la vida y, aunque fuera un idiota de vez en cuando, sabía que con Dylan podía ser mejor; pero no podía, porque tarde o temprano uno de los dos iba a salir o en una camilla directo al hospital o en una bolsa negra hacia la morgue, si Tokio se llegaba a enterar de aquello. 

The CrashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora