Capitulo 48: No Way

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23th Enero
8:04 A.M.

TT: Está vez soy yo.

TT: Quiero hablar contigo.

TT: Sé que estás de alta, pero desconozco si estás en condiciones de venir o prefieres que vaya.

HG: Iré más tarde.

TT: Bien.

Las punzaciones en su cabeza la despertaron desde temprano y con la presencia de un bulto con nombre en su costado. La cabeza de John sobre su hombre, sintiendo su respiración y tomándola por un abrazo muy blanco. Su pecho subía y bajaba de forma tranquila; sus labios entre abiertos y la ausencia de sus gafas le daba un aire tan pacifico, tan tierno que la chica aspiró a tener esa calma en su vida.

El reloj marcaba las 8:49 A.M. y el sol apenas entraba tras las pesadas cortinas que adornaban su ventana, paciendo que la madrugada aún habitaba y simulando un hora alrededor de las cinco.

La vergüenza la habitaba al momento de retirarse de la cama, reparando en ser lo más cuidadosa posible para que la cabeza de su novio se deslizaría la almohada, sin importunarle el descanso del que no le gustaría que saliera. Retiró el catéter de su mano, estirando y contrayendo los dedos de forma libre así como rodar la muñeca después de semanas inmovilizada, dejando la aguja en su mesita para después meterla dentro de algún frasco para botarla en la basura. Buscó en su cómoda los frascos de sus medicamentos, sacando las pastillas correspondientes para pasárselas en seco a falta de agua, sin problema alguno.

No era una presión, era una sensación extraña a lo largo del vientre que podría identificar como una consecuencia de las ansias tras enviar ese último mensaje de texto. La conmoción la abundaba cómo si nunca lo hubiera visto antes. Era algo sobre sus hombros que le daba un permanente aire frio dentro del cuerpo, una percepción interna que no se curaba con los fármacos recetados.

De camino a la cama, un escalofrío recorrió su cuerpo desde la planta de los pies hasta el último cabello en su piel. Había chocado con aquel plato hondo de metal, objeto perteneciente a Norian.

Pero hoy no le puso atención.

Su corazón era atemorizado día con día al no encontrar respuesta sobre su cachorro, descubriendo que el pensar incluso de una forma nostálgica hacía él, dolía; ver sus cosas, dolía; sentir su ausencia, dolía. Pero no había mucho en sus manos que pudiera hacer más que esperar, viviendo en la incertidumbre y la soledad que habitaba su cuarto sin sus patitas resonando en el eco del mismo, durmiendo sin ruido, soñando sin él.

Regresó a la cama donde al menos tenía el consuelo de su novio en ella, concentrándose indirectamente en ayudarlo en sus problemas al imposibilitar los suyos con la pequeña excepción del lío que tendría al bajar el sol.

– ¿John? –Intentaba despertarlo, contradiciendo sus motivaciones iniciales dado su repentino bonche de depresión que le cayó cómo agua helada al tocar el trasto– ¿Estás dormido?

Lo estaba, finalmente lo estaba tras tantas noches en vela llorando por la incógnita del estado de salud de su padre y sin saber con certeza de si su prima le diría la verdad al respecto o la maquillaría únicamente para hacerlo sentir mejor. Quién diría que cuarenta y cinco minutos al teléfono aliviaban el alma desde adentro. Su sueño REM lo declaraba casi que en coma porque por más discreta que fue Helen al querer despertarlo, no lo lograba.

–Mi papá te va matar donde sigas así después del medio día –Ni siquiera aquel comentario lo despertó–. Sino es que ya estás muerto. 

Lo rodó sobre la cama para ver si lo avivaba un poco y nuevamente no hubo resultados. Pero allí, pegados a la pared de la joven con la que chocaba el colchón de su cama, se acostó encima suyo para poder abrazarlo y esperando que pudiera dormirse de nuevo, siendo sus síntomas apaciguados con los medicamentos; confiaba en que conseguiría un efecto mayor si conciliaba el sueño.

Who You Wanna Be | John Egbert [Homestuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora