Capitulo 50: Sobreprotección

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26th Enero
10:12 A.M.

John

Esta la última maratónica que me aventaba con Helen, cargando la mitad de sus libretas para ayudarle con el peso de los deberes que tenía que entregar justo hoy, sin segundas oportunidades o el consuelo de las secretarias por mentir en la fecha de entrega; eso lo hacían únicamente cuando les convenía o si llegabas a extenderle la mano por detrás de la espalda con un billete mayor a diez escondido entre tus dedos. Helen no pagaría por ello porque aunque le dieran un mes, no entregaría todo.

Iba muy en lo suyo, acelerando el paso para ir de punta en punta por los edificios para entregar sus libretas en cada salón. Lanzaba las libretas como si entregará el periódico en una bicicleta, tirándolas encima de sus escritorios mientras los profesores la miraban con su rostro ojeroso y desalentador para más tarde posar su mirada en mí, teniendo que pedir disculpas por ella en cada puerta. Hoy es el último día.

–Y no está –Se quejó Helen con su última libreta en mano, golpeándola contra su costado por la desesperación–. Están en mi contra, es eso.

La parada que terminaría con la maratónica nos atascó un poco al encontrar el aula totalmente vacía. Sin maestro, sin alumnos. Una Helen frustrada y yo como un espectador.

–Creo que es su hora de comer, Helen –Defender a los profesores me hizo merecedor del desprecio de su mirada– ¿Por qué no dejas la libreta con la hora en que llegaste? Como en la biblioteca.

–Si tan listo te crees, hazlo tú –Golpeó mi estómago con la libreta. 

Amaneció un poco arisca esta mañana. La entendía, se encontraba bajo una nube de estrés y yo estaría igual en su lugar, nada del otro mundo que no se pudiera solucionar.

–Ven para acá –La tomé de ambos brazos para regresarla al sitio donde intentó huir tras la puerta. Se dejó mover, no se puso dura ni puso otra restricción fuera de su mirar– ¿Por qué estás tan enojada?

–No estoy enojada, es que... –Se llevó las manos a la cabeza para jalonear sus cabellos–. Me esforcé y no me merezco esto.

Ahí está, una narcisista en progreso. Una bonita.

–Estoy de acuerdo –Asentí con lentitud, disfrazando lo político que puedo ser cuando de sus problemas académicos hablábamos.

– ¿Te digo algo? Haré lo que me dices –Entró en razón y se encaminó al escritorio para buscar un bolígrafo entre los cajones–. Si ellos no lo ven, me importa una mierda ¿Tienes tu teléfono para tomarle foto?

–Creo que con la nota basta –La acompañé, viendo por detrás cómo con su mala letra escribía sobre un pedazo de papel de la libreta que justamente iba a entregar. Creo que se llevó consigo una hoja buena porque del lado contrario al blanco se podían ver escritos–. Te creerán.

– ¿Hasta qué hora tienes libre? –Preguntó Helen con la cara metida entre el papel y el bolígrafo.

–Creo que tengo clase a las once –Miré el techo en búsqueda de una imagen mental dentro de mis recuerdos. Con trabajo me aprendí el último horario a finales de semestre como para aprenderme el nuevo.

–Me basta.

Terminó de anotar, soltando la pluma que dio brinquitos sobre la superficie de escritorio antes de quedarse quieto. Ella me tomó por la camiseta y me tacleó contra la pared. Mi cabeza sonó ligeramente con el golpe y antes de que pudiera preocuparme por ello, tenía sus labios estampados contra los míos, moviéndose y obligando a los míos a hacerlo. Por inercia cerré los ojos, pero por el susto de la mala suerte con la que nací, los volví abrir.

Who You Wanna Be | John Egbert [Homestuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora