Who You Wanna Be | John Egbert [Homestuck]

Capitulo 19: Wrong wrong wrong

27th Noviembre
9:59 A.M.

Dave

 –Te lo estás pasando por el forro de los cojones –Exclamé al verla tan decidida–. No te metas con Vriska.

–Suenas como tu hermano –Contestó seria mientras cerraba el locker–. Límpiate los oídos que nadie se está metiendo con nadie.

–Hombre no, pero esto no es de adorno –Saqué de la bolsita donde se asomaba la pequeña cuchilla que traía Makara– ¿Con esto te peinas? Porque yo creo que vas hacer algo.

–Me cortaron el dedo –Bajó la voz considerablemente–. No puedo ir por la vida metiendo las manos si alguien me intenta hacer algo. Ya vimos que si las meto, me las pueden cortar.

Lucía tan paranoica como la madre que la parió. Tenía la mirada tan cansada que como las ojeras que cargaba, la nariz con leve tono morado como si tuviera gripe y estaba más alerta que un chihuahueño recién salido de la perrera. A nadie le sienta bien que le hayan cortado una extremidad por más inútil que ésta sea, pero el papel de paranoia no le sentaba nada bien a la persona que era.

– ¿Estás bien? –Pregunté, con cierta duda si me iba a mandar al diablo o si realmente íbamos a tener esa conversación.

Se estaba hundiendo con la mirada a lo lejos del pasillo, con la cabeza un poco baja. Miré en la dirección y no había ni nadie importante, no había por qué mirar tanto. Joder, que si las películas de miedo no le había tumbado la cabeza, ahí adentro no había cerebro porque seguramente ya se montó la paranoia que algún zombie se lo comió. Ya ves tú que no hay que dejarle a un niño esas cosas a temprana edad porque terminan siendo como ella.

– ¿Estás bien? –Alcé la voz ridículamente alto para destaparle los oídos y la cabeza. Finalmente volteó toda azonzada–. Tío, que llevo media hora hablándote.

– ¿Qué decías? –Respondió como si nada.

Le acababa de alzar la voz, nuestra relación no había sido particularmente la mejor ni de la forma más irónica que se conociera y ella estaba como si nada. Serena y alterada. Parecía que estaba recién llegada de correr la maratón.

–Joder, sí que tienes problemas –Puse la palma de la mano en su frente– ¿Quieres agua? ¿Llamo a Kurloz? –No le sentí temperatura y la retiré– ¿Kurloz levanta llamadas? Para empezar temprano.

– ¿Okay? –Tenía la mirada extrañada– Tú eres el que tiene algo.

Vale, por supuesto que se trataba de mí. Venga, claro.

Jale el suficiente aire por la nariz para no contestar como debería.

– ¿Quieres? –Le extendí el bote de jugo que tenía en la mano. Ofrecerle era mi bandera blanca.

Lo miró con el ceño fruncido, con una cara que pareciera que le estaba dando una buena orina tan concentrada como la misma mierda.

–No –Negó ligeramente con la cabeza y soltó ese suspiro que molestaba hasta al hombre más amable–. Todo tuyo, Dave.

–Pues vale –Le di el sorbo al que ella se negó– Tú sabes.

–Sí, yo sé –Se estaba poniendo de mal humor y en esta ocasión no era para nada mi culpa.

– ¿Qué le dirás a Egbert? ¿Qué te lo arrancó Gamzee? –Tenía que cambiar de tema antes de que se algún tipo de hormona la atacará–. Porque hombre, si lo creería.

–No es tan tonto y lo de Gamzee queda descartado –Soltó aire por la nariz–. Le diré que una trampa de ratones me atrapó el dedo.

– ¿En serio? –La sonrisa me delató, era tan estúpido como sonaba–. No es como en Tom y Jerry.