Capitulo 61: ¿Sus ojos siempre fueron así? (!)

61 9 115
                                    

20th marzo
7:08 P.M.

Dentro de todo lo que había pasado, Dirk llegó a sentir ilegal que se sintiera mal cuando su mejor amiga ya estaba más que mal. No podía evitarlo, pero lo llevaba bien ocultándolo debajo de la manga y sintiéndolo muy poco todos los días, alargando el sufrimiento al no sentirlo o hablarlo por completo aunque llevándolo relativamente bien.

Relativamente.  

No podía saltar de alegría por ahí después de tener el grandísimo don de la boca de profeta el cual muchos pensarían que sería genial sino durase un par de minutos y que terminaba por joderse uno mismo, teniéndolo que llevar con más cuidado que la persona que puso las letras pequeñas en el contrato que firmó sin saberlo, sin considerarlo y a ojos vendados.

Aquello que le dijo a Helen en el hospital, el karma se lo cobró.

Finalmente, hace un mes y algo, sus malos deseos se convirtieron en una realidad tan dolorosa como ver los ojos decaídos de la joven cuando creía que nadie miraba. Recordaba un par de cosas que cantó ese día, no todas, por autodefensa las borró de su mente y las redirigió a la papelera de sus pensamientos; entre esas cosas: entregarle a Norian muerto.

El día que todo pasó, tuvo que ser el adulto para que la parejita se quedase tranquila dentro de su casa y deseando que por favor alguien encontrara cómo callar los quejidos de Karkat. Tuvo que hacer lo que cualquier amigo hubiera hecho: decirle la verdad y actuar como responsabilidad, y aunque Makara lo apreciaba, le dolía que fuera él precisamente quién se lo dijera y quién se encargara.

Era triste, pero mandar a su hermano menor a que recogiera al perro ya era humillante por decir lo menos como trato hacía su familia. Era mejor hermano de lo que Dave recordaría, lo suficiente como para tener consciencia en este tipo de situaciones.

Justo hablando de Roma, entró Dave por la puerta de su casa.

– ¿Dónde estabas? –Pregunta reglamentaria al saberse que sus clases habían acabado hace horas y no se molestó llamar en absoluto para comunicar que vendría más tarde. No eran estrictos con los horarios ni mucho menos, no iban a escupir para arriba. Sin embargo, la preocupación era natural.

–Dude, no sabes el tráfico que había –No ironía, realmente estaba intentando excusarse de una pésima manera–. Una señora de 200 años chocó con una bicicleta y se armó una grande. Joder, creo que incluso explotó alto y por mi seguridad preferí tardarme un poco, ya sabes.

–No sé ¿Dónde estabas? –Cruzó los brazos.

–Con John –Bajó los hombros y suspiró–. Ocupado intentar que no muriese de depresión porque su novia mató a su stalker que por el camino se llevó a su perro.

Ya había pasado suficiente tiempo como para hacer esa clase de chistes insensibles; no en presencia de Helen.

– ¿Cómo está Helen? –Preguntó Dirk con cierta pena, luciendo como un niño pequeño. Se percibía tímido al pronunciar su nombre.

Dentro de su prudencia y dado que ya le había dado más vueltas de lo realmente necesario, pilló a su hermano en un momento de sensibilidad absoluta y tuvo que soltarse antes de ir a hacerse trizas el mismo en su habitación a puerta cerrada. Hablarlo ayudaba o eso era lo que suponía.

Dave se dio cuenta al instante de que era lo que pasaba y se acercó con su hermano.

–Está viva –Tampoco se iba a poner sentimental de repente, había que ponerle el toque–. Respira y a veces come.

Who You Wanna Be | John Egbert [Homestuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora