Especial Navideño 1/2

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24th Diciembre
9:00 P.M.

–Justo ahí –La chica de gafas terminó de acomodarle un sombrero de santa con orejas de reno a su mascota–. Pero que guapo estás.

– ¿Quién es el perrito más bonito del mundo? –El joven English estaba hablándole como si le hablara a un bebé, pero a su perro; con el mismo tono de voz característico.

–Tú –Le contestó su novio con la naturalidad del mundo, sacándole las risas a la chica y una vergüenza increíble al muchacho.

El animal lanzó un ladrido amistoso que resonó en las paredes, parándose firme para después sacar la lengua con ganas de jugar.

–Bec lo aprueba –Lo señaló con el pulgar.

Soltó un pequeño aullido antes de dirigirse a la mesa donde estaba un poco de comida mal posicionada y en prisión perfecta para que tranquilamente al pasar, pellizcara con el hocico la orilla de un filete y corriendo para que no lo pillaran para enfrentarlo por ello.

– ¡Coño, tenían una tarea! –Reclamó Helen mientras intentaba ir detrás de Bec– ¡Solo una!

–Bueno, ya salió algo mal –Decía Dave mientras miraba el corre que te atrapo que traía la chica con el perro–. De aquí para arriba.

– ¿Cenamos ya? –Se incorporó John, acercándose a la mesa.

–En mi casa, cenamos a las 12 –Intentaba poner una voz seria–. Es una tradición familiar.

–Cállate y ten respeto –Antes de darle un merecido golpe en la cabeza a su hermano, volteó a ver qué su amiga estuviera de espaldas, ocupada, sin prestar mucha atención, antes de hacerlo debido a la semi–promesa que realizó con ella–. Siéntate y come lo que te den.

La navidad Strider variaba mucho según las fechas, pero normalmente a las 12 era una hora donde Bro y Dave comían en la sala cualquier porquería con un gorrito de santa obligado por el mayor mientras que Dirk lo pasaría con Jake, con toda la intención de dejar solo a su hermano menor con su hermano más grande y no tener que lidiar con ello.

–Gracias por no acercarte a la cocina, John –Le agradeció Harley, quien sólo recibió un pulgar arriba del joven, con una cara de pocos amigos–. Y conseguir que esto saliera sin quemaduras.

Para evitar algún accidente involuntario, la tarea que se le asignó al joven Egbert fue el de poner las luces en la entrada con ayuda de Jake quién se rebajó para poder apoyarlo humildemente y no se sintiera solo. De las 120 lucecitas que tenía la tira de luces, prendieron menos de la mitad; se justificaba con que realmente nadie lo iba a ver más que ellos y eran de aquellos paquetes de luces que tenían desde que aprendieron a caminar y nadie hizo por comprar más en algún otro periodo de su vida.

Como punto a su favor, se esforzaron mucho como para retirarlas y en parte le daba un toque navideño al lugar.

– ¿Alguien lo va comer? –La Makara finalmente derrotó al perrito quien a sus pies le suplicaba a base de pequeños sonidos que reflejaban tristeza, que por favor le devolviera el pedazo de carne mordido que ahora tenía alzado como bandera para quitarle la posibilidad de saltar y arrebatarlo– ¿O se lo doy?

–Dáselo –Se lamentó Jade mientras sufría estrés porque nadie pudo vigilar que su mascota no interviniera en sus planes–. Ya no mordió.

–Felices fiestas, Bec –Le lanzó el pedazo y vio como dio un brinco para atraparlo en el primer mordisco–. Disfruta mi cena.

Who You Wanna Be | John Egbert [Homestuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora