Capitulo 54: Sobriedad/Ebriedad

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5th Febrero
9:02 AM

Karkat

Se volvió a dormir.

Le metí el codazo más fuerte que pude a Helen para que se levantase antes de que a MI me metieran algún llamado de atención por lo cojones del profesor que se creía que a la Makara yo le metía farmacéutico y medio para que se durmiera justo en su clase porque, claramente, me importa mucho su vida como para drogar a mi amiga. Y una mierda. Se despertó porque se tenía que despertar: alterada, desorientada y como si las lagañas fueran la totalidad de sus ojos.

–Me tienes harto, quiero que lo sepas y que lo tengas tan presente como esa mierda en sus ojos –Gritarle entre dientes para que el profesor cara de mierda no se diera cuenta, se volvió rutina.

– ¿Qué? –Tomó su celular y con el reflejo de espero se sacó las lagañas, por fin se las quitó. Vi como lo desbloqueó y mando un mensaje envuelta en desesperación–. ¿Norian apareció?

–No, Jake si –Rodé los ojos, la misma pregunta otra vez–. Tatúatelo.

– ¿De verdad? –Se presionó el celular contra el pecho y soltó un suspiro de alivio, ojalá poder tener esa calma en vez de jugarse una expulsión–. Mierda, es que...

–Otra vez, si –Le aventé la libreta con los apuntes que su sueño le impidió tomar–. Como si me importara. Deja las drogas que te dan en casa, anda.

–Gracias, Karkat –Lo decía por la libreta, no por el consejo.

–Que sí, Helen. Di que sí.

Según me contaba y a veces entre más lagañas, seguía teniendo esos sueños.

Un científico bien estudiado, graduado con honores de quizá un par de doctorados, sólo una persona así de preparada podría abrirle un poco la cabeza a Makara y escarbar para ver qué pasaba en una mente tan controversial ¿Por qué soñaba con la muerte de Jake? Lo quería, según veía, pero siempre que duerme por el día se cree que Norian apareció en su lugar y que sobre él más tarde le notificarían su defunción.

Tema complicado, mente complicada.

Haré una búsqueda próxima a la fecha para encontrar a dicho doctor que nos ayude a hacer un poco más eficiente a la oxigenada que, por algún motivo que ahora no encuentro, me atrajo alguna vez.

Que terrible hubiera sido eso. No es que ahora esté viviendo la película romántica del sueño con la persona más cursi del mundo, pero... Helen era tema complicado. Dios bendiga a Egbert, vaya chico con paciencia de oro que soportaba a la loca que caía en coma cada tanto y regresa de una paliza un poco después, sumando a eso su nula comprensión lectora, desinterés en el todo, lo calentona que era y un miedo a cosa que se sacaba del culo. Sí, los amores colegiales son una mierda y lo hubiera sido más si se daba.

–Y quien te crea que lo llevas ahí –Señalé el librillo que tenía debajo de la libreta que transcribía, se fijó en ella y me miró molesta–. Tú no lees.

– ¿Cómo que no...? –Frenó. Bajó un segundo la mirada en un tono más sereno y se volvió a encender al subirla. Me dio un empujón que me enojó– ¡Te lo dijo Dave!

– ¡No, no me lo dijo el rubio de mierda! –Le regresé más duro el empujón–. ¡Te la pasabas media hora con una hoja con el libro al revés cuando hacíamos tarea!

–Uso audiolibros –Vaya defensa de mierda–. Si los leo, para proyectos.

Hubo un silencio donde me detuve a juzgar el cómo alguien podía ser tan iletrado como para usar audiolibros y revisaba los libros únicamente para generarse un record innecesariamente malo dentro de la biblioteca, entregando todos los libros tarde o aventándolos con notas para no llevarse la cuota. Necesidades de encajar no eran, se trataba de la sangre y estaba seguro de ello.

Who You Wanna Be | John Egbert [Homestuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora