15: Una discusión diferente

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Chace Crawford como Chace Crawford... Quizá debería haber hecho una serie ficticia con actores ficticios, en lugar de poner directamente Gossip Girl. ¿Qué opináis?

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La joven francesa apenas se percató de cuando se estrellaron los labios de Chace con los suyos, de lo repentino que fue.

No sintió absolutamente nada por dentro cuando hubo procesado lo que ocurría. Ni mariposas ni repulsión. Nada. Era un beso más que le robaban.

Solo experimentó sorpresa, tal vez, y por eso no se veía capaz de cerrar los párpados. Además, así podía ver a Zac por el rabillo del ojo, quien tenía la vista completamente fija en ella también. Hasta había dejado de intercambiar saliva con Taylor. Tenía cara de malas pulgas. Por un momento Alyson se asustó ligeramente al pensar en la reacción que él tuviera más tarde, a solas.

Sin embargo, Aly se quedó ahí quieta. Las manos de Chace no habían abandonado su cintura y ahora la presionaban. Una de las susodichas comenzó a escalar por su cuerpo hasta su rostro, tal vez porque notaba que comenzaba a rehuírle. Le atrapó la barbilla y trató de profundizar el beso.

En ese preciso momento, consciente del peso de todas las miradas sobre ella, se dio cuenta de que tenía que elegir. O bien se separaba de él, dándole plantón frente a todo el mundo, o le correspondía el beso y se atenía a las consecuencias.

Miró por última vez a Zac de soslayo y tomó una decisión.

Cerró los ojos, toda predispuesta a responder el beso aunque solo fuera para que Chace quedara bien. Apenas lo hizo sintió que empujaban su cuerpo hacia atrás, como si entre el chico y ella hubiera fuerzas de repulsión.

Pestañeó en el acto y miró por inercia hacia atrás. Boqueó como un pez un par de veces al encontrarse el ceño profundamente fruncido de Zac. No le había visto así ni cuando le dijo que no tenía ni idea sobre sus problemas. Buscó impacientemente algo que decir, cualquier cosa. No entendía la expresión enfurruñada del joven Rise y además tenía una certeza casi absoluta de que se había quedado en shock. Poco a poco, sintió que se le subían los colores al rostro, pero no apartó la mirada de Zac. Parecía que el chico la estaba retando.

 –Vas a venir conmigo. Ahora –le espetó él, como si sólo estuvieran ellos dos y pudiera hablarle como se le antojara.

El cabreo era transparente en su voz; y era mo-nu-men-tal. Automáticamente, Aly sintió que la ira la corroía. ¿Quién se creía para tratarla de esa forma? Miró la mano nervuda y bronceada de él, haciendo contraste con su brazo más bien paliducho. El agarre era firme como su tono. No le estaba dando ninguna opción. Ir con él o ir con él.

Y eso solo la enfureció más, por lo que sacudió el brazo, aunque no logró librarse de él.

–¿Por qué? –quiso saber Aly, intentando transmitirle lo mucho que estaba molestándola.

–Porque sí, porque lo digo yo. Así que vienes ya.

Zac enfatizó la última palabra mientras se la llevaba de todas las miradas indiscretas. Aquel no era el mejor sitio para soltar lo que necesitaba decirle. Ni para hacer lo que iba a hacer. Así que la arrastró en contra de su voluntad fuera del salón, donde se comenzaron a escuchar murmullos y demás cuando se marcharon.

Aly empezó a protestar en voz baja y él la ignoró con todo su empeño. Zac tenía ganas de pegarle unos buenos guantazos. Pero nunca golpearía a una mujer en toda su puta vida, ni muerto. Aunque le apetecía más moler a palos a Chace. Y lo habría hecho, salvo porque conocía una mejor forma de liberar el estrés. Le estaba dando dolor de cabeza; tenía la sospecha de que era por pensar tanto. Por mal que sonase, no estaba acostumbrado a hacerlo.

Cuando el cielo baja al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora