39: La mia famiglia, Il mio amore, Il mio sangue

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Mi familia, mi amor, mi sangre.

Arriba, mis bebés acarameladitos.

.


Mike, Elena y Clare llegaron tan rápido que Alyson aún seguía mirando su móvil como si no creyera lo que acababa de hacer cuando aparecieron los tres por el pasillo.

Les había llamado.

Les explicó lo que pasaba y dónde se encontraban Zac y ella tan aprisa como pudo.

No hicieron preguntas, solo escucharon lo que Aly les decía y vinieron tan velozmente como el coche y el tráfico lo permitieron.

La joven necesitaba ayuda y no se le había ocurrido otra cosa que pedírsela a ellos. Al fin y al cabo, eran una familia.

No sabía qué opinaría Zac de esto, y en parte tenía miedo de cómo pudiera reaccionar. Pero confiaba en que entendiera que había tomado la decisión de apoyarse en ellos a raíz de su preocupación por él. Sabía que Zac sentía que su familia le había dado la espalda. Ella no lo veía así. Le querían muchísimo.

En cuanto se encontraron con Aly, Clary y su madre la envolvieron en un abrazo conjunto que le subió la moral más de lo que habría pensado. Mike, con la preocupación atenazando su mirada, le apretó la mejilla cariñosamente. A ella se le volvieron a escapar un par de lágrimas.

Parecía que sus padres habían envejececido veinte años de golpe. Y jamás había visto a Clare tan pálida como entonces.

–Han atrancado la puerta –les informó, angustiada.

Elena y Mike intercambiaron una mirada que decía que habían vivido eso, o algo parecido, anteriormente.

–¿Cuántos hombres ha traído con él? –quiso saber Elena.

–Dos.

La mujer asintió.

–Qué raro, normalmente le acompañan más... Mejor así. Nos favorece superarles en número.

Había algo mortífero en su mirada, no quedaba nada de esa dulzura que la había caracterizado desde el primer momento en que la vio.

Y Aly supo que aquella era la Helen que ella no había llegado a conocer. La hija de un mafioso que había sido educada duramente y acabó yéndose de casa por amor, a cambio de firmar unos papeles que condenarían a su hijo al mismo destino que ella logró esquivar.

–A la de tres –dijo Mike.

Alyson le miró sin entender.

La pareja se colocó frente a la puerta. Elena miró a ambos lados antes de volver a centrarse en su objetivo. Se puso en una postura tensa que a la joven francesa le recordó a las películas de espionaje, por algún motivo.

–Uno...

–Dos...

–Y tres.

Cargaron contra la puerta, golpeándola de lado con sus hombros. Aly se llevó las manos a la boca, ahogando un chillido. Eso tenía que doler, pero las expresiones decididas de sus padres no variaron.

–Otra vez.

En esta ocasión, fue Clare quien llevo la cuenta en lugar de ellos.

Volvieron a lanzarse contra la puerta y así dos veces más. El ruido fue impresionante. La puerta cayó fuera del marco y chocó contra el suelo. Volaron astillas.

Cuando el cielo baja al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora