19: Enfermedad

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Que sí, que os merecéis ronda mortal de capis por haber esperado tanto.

(Aunque no sé si alguien sigue leyendo, tampoco es que tuviera muchos seguidores para empezar)

Eeeeen fin, voy a subir este y un capi más, donde se desvelan secretos.

Y la pareja está monísima. Estas partes me encantan porque ya se van conociendo, y sacan su personalidad en estado puro. Además, los comienzos de una relación son lo más bonito!

Voy a ver si me pongo a escribir nuevos capis, que tengo uno a medias calentito calentito... Bueno, siendo sincera es más de relleno, en plan preludio para cuando explota la mierda.

Ya veréis. Aún me queda un montón por subir hasta llegar ahí. Menos mal, porque voy con el agua al cuello.

Arriba, Dunia, la compañera de clase de Zac y Aly

XXX

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Después del... incidente en los aséos, acordaron (más bien, Zac dictaminó) salir uno después de unos minutos de que el otro se hubiera marchado, para no levantar sospechas. Pero al final el chico se fugó y tantas precauciones no fueron necesarias.

Él la había retenido un rato en el baño alegando que, si ella le había ocasionado una erección, también debía bajársela. Pero Aly no cedió a sus exigencias porque no seguía el mismo razonamiento. ¿Quién se creía que era para pedirle aquello? ¡Era demasiado! Ugh... Aquello era algo tan íntimo que no podía surgir así como así.

Nadie preguntó absolutamente nada a Alyson cuando llegó a la clase, a excepción del maestro. De todas formas, no hubo ocasión de interrogatorios porque este último la mandó fuera del aula conforme ella iba entrando.

Zac le hacía romper demasiadas reglas. Y eso traía consecuencias, cómo no.

Se pasó lo que restaba de hora estornudando y tosiendo, tanto que tuvo que acudir al baño de nuevo para sonarse los mocos y llevarse algo de papel. Era asqueroso estar enferma. Y eso que ella creía que ya casi se había curado, pero saltaba a la vista que no.

Ahí comprobó que Zac no se encontraba en la Academia; si no había vuelto a clase y no estaba en los baños, era obvio, ¿no? Se propuso a sí misma que tendría que remediar aquella mala costumbre de él.

Permaneció un rato en el baño, lavándose la cara, tomando un poco de agua y mirando su pálido reflejo en el cristal.

¿Qué atraía a Zac de ella?, se preguntó como alguna que otra vez antes.

Es decir, Aly sabía que no era fea ni nada. De hecho recibía bastantes cumplidos. Pero siendo el chico más popular del instituto, ¿por qué Zac seguía detrás de ella? Había otras que le darían lo que él quería fácilmente. Y ella no tenía nada de especial, ni física ni interiormente, aparte de su profunda devoción por Dios.

Dejó estar esas cuestiones por un rato, ya que su dolor de cabeza se incrementaba por instantes. ¿No os había informado de que también tenía migraña? Pues bien, así era. La aspirina no había funcionado del todo al fin y al cabo.

Poco después empezó a sentirse mareada, por lo que volvió a echarse agua al rostro, aunque no se sintió mejor. Comenzaba a sospechar que tenía fiebre, y cuando volvió a mirarse al espejo constató que estaba más colorada.

¡Joder!

Agh... Lanzar pullas mentales no servía de mucho.

Emprendió la marcha a clase sintiéndose muy desmejorada, con pasos cada vez más vacilantes. Lo que menos necesitaba en esos precisos momentos era sentirse así.

Cuando el cielo baja al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora