29: Voy a por ti

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Este capi tiene algo... No sé, me encanta. Estaba súper inspirada cuando lo escribí. Todavía me acuerdo. Ojalá tuviera ese modo siempre (suspiro).

Espero que os encante como a mí.

Lo que sí que aviso... Es raro de cojones.

.



Chace estaba doblado sobre sí mismo, partiéndose de risa.

–Oh, por favor –exclamó entre risotadas–. Pareces un pirata.

Alyson estaba a su lado, mirándole como si estuviera loco. Había entrado a la habitación de Zac delante de él, así que cuando empezó a oír su risa explosiva se quedó de piedra.

Echó un vistazo a Zac cuidadosamente, esperando encontrarle enfadado. Tenía el ceño fruncido, pero las comisuras de su boca tiraban en una sonrisa que no podía contener.

–Sí, tú ríete. No compartiré mi ron contigo.

A la chica se le escapó una sonrisa. Hombres, pensó. Y atravesó la habitación sin hacer más caso a Chace, que seguía ahogándose de la risa.

–La enfermera nos ha dejado traerte esto –le dijo a Zac mientras se sentaba a su lado en el colchón.

El chico se puso de lado y se incorporó un poco, apoyándose en un codo. Como si fuera una conducta aprendida, le pasó el brazo por la cintura y la acercó un poco más a él. Alyson fingió que no reparaba en el gesto. Que no hacía que se le acelerara el corazón.

Escuchó que las carcajadas de Chace se cortaban y se vio incapaz de mirar hacia donde él estaba. Se centró en la caja que llevaba en las manos, pequeña y de un azul chillón. La abrió para Zac y le enseñó el contenido. Bombones de chocolate negro. Sabían que eran sus preferidos.

–Gracias –dijo él, cogiendo uno de la caja antes de que Aly los dejara en su mesilla–. ¿Queréis uno?

Alyson negó con la cabeza.

Ella, en cambio, era de chocolate blanco. No soportaba el sabor casi amargo de los bombones de chocolate puro.

Chace sí que se acercó para coger uno. Se sentó al lado de Alyson, haciendo como que no pasaba nada. La chica sabía que fingía, por eso se quedó tan callada como pudo mientras ellos charlaban.

Era consciente de que su cuerpo y el de Zac se acoplaban perfectamente. Cuando se encontraban sus miradas, veía chispas en el ojo de Zac, el que no estaba cubierto por un parche. Era un hecho reconocido del todo. Se habían vuelto aun más cercanos.

Pero ella no quería herir los sentimientos de Chace.

La hora que duró la visita, fue la hora más incómoda de su vida.



–¿Qué ha pasado entre Zac y tú?

Alyson se sobresaltó.

Chace se había ofrecido a llevarla a casa en su coche. Habían estado hablando sobre temas sin importancia, como siempre, y el buen rollo estaba en el aire. De repente, mientras Aly cambiaba de emisora, él la asaltó con esa pregunta.

–No sé qué quieres decir –replicó, sintiéndose culpable.

Miró al chico de reojo. Su expresión se había vuelto más seria, más dura. Miraba al frente, centrado en la carretera.

Cuando el cielo baja al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora