Cuando el cielo baja al infierno.

41: Test de embarazo

Arriba os dejo a Marbellys y su chico, Tom. Y no quiero a nadie haciendose el gracioso y diciendo, ERAN HERMANOS EN CREPÚSCULO, eh. También hicieron otra peli juntos en la que eran pareja: A warrior's heart. Así que tranquilidad.

Ejem, bueno, el título del capi lo dice todo...

No me matéis.

XXX

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Alyson amaneció en los brazos de Zac, los dos tal y como vinieron al mundo. Esbozó una somnolienta sonrisa de satisfacción por lo que hicieron la noche anterior.

En el quinto polvo, estaban completamente reventados. El sexo con Zac era fascinante. Había tenido mucha suerte con él.

Aly se apoyó en el pecho del chico, sintiéndose exhausta y feliz en la misma medida. Él los cubrió a ambos con la sábana y acto seguido la abrazó. En ese momento la joven se dio cuenta de que Zac había roto las bragas que le ataban. ¿Cuándo había sido eso? No se había enterado hasta entonces. Y estaba tan agotada que antes de poder decir algo se quedó dormida.

Ahora, ya por la mañana, estaba a punto de despertarle y echarle la bronca. Eran unas de sus bragas preferidas, además de ser nuevas.

Pero Zac abrió los ojos, la miró y sonrió. Y ella era demasiado débil ante eso.

Le devolvió la sonrisa, hechizada.

–Así que no eras un sueño... –dijo él con un tono divertido.

Alyson le hizo una caricia en la cara, encantada de poder sentir la barba. Era lo que más le gustaba de despertarse en la misma cama que él.

Y el chico torció el gesto.

–Joder. Hablando de sueños... Me acabo de acordar de que tengo que contarte una cosa –farfulló, repentinamente de mal humor, antes de que Aly pudiera decir nada–. Costello no es mi abuelo de verdad. Nos ha tenido a todos engañados desde el principio. Cuando vi a mi abuela en el sueño que tuve durante el coma me contó que le puso los cuernos y la verdad: Costello es impotente. Por eso supo que Elena no podía ser su hija y mató a mi abuela, logrando silenciar el asunto. Y la verdad es que creí que mi encuentro con ella fue una representación de mis deseos de no estar vinculado de ninguna manera a ese hombre. Pero hace unas semanas, cuando fui al médico para mi revisión mensual, lo confirmé. Me dijo que tenía una duda que quería comentarme. Mi abuelo tuvo un aneurisma cerebral hace unos años. Y mi madre le dio su expediente médico. Quería saber si era realmente el que ella le había dado. Porque había elementos extraños, pequeños detalles, que llevaban a la conclusión de que aquél no era mi abuelo de sangre. Entonces lo vi claro.

Vaya, esta no había sido la conversación post-coito que Aly habría querido. Deseaba enterrar el asunto del abuelo. Disfrutar los dos años de libertad con Zac y tocar el tema solo para buscar una forma de escapar de Costello.

Una idea brilló en su cabeza.

–Podemos usarlo contra él. No eres su sucesor de verdad.

Zac sacudió la cabeza.

–Lo intenté, ayer. Pero dice que no tengo pruebas. Y es cierto. El expediente médico no es claro. No tengo forma de demostrarlo.

–Podemos buscarlas. Investigando... –sugirió Aly, esperanzada.

El chico la contempló por unos momentos, en silencio. Entonces le lanzó una sonrisa llena de cariño y la abrazó más estrechamente.

–Sí, podemos –dijo con un tono extraño pero alegre.