2: Lo que Dios quiso

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Helloooooo. 

Meh, estos capítulos primeros no es que sean de mis preferidos. Hace como cuatro años que los escribí, y mi forma de escribir ha cambiado mucho. Así que cuando los reviso e intento corregir me dan ganas de quemar todos los sitios en donde están subidos. Soooo cringy. 

Pero bueno, por eso los voy a subir lo más rápido que pueda. Para seguir avanzando y llegar a las partes que me gustan un poco más. Seguramente esta semana termine de subir estos capítulos "introductorios" y aparezca por fin mi personaje favorito. Zac <3 OH MY GOD! 

Arriba, Mike (OMG QUE BUENO ESTÁ)

Perdón, perdón

.

–Nunca había visto algo como esto –susurró Alyson a trompicones, impresionada.

Nunca digas nunca. Sus padres le habían aconsejado eso muchas veces; incluso estando tan lejos de ellos podía oírles repitiéndolo con toda claridad en su mente. Pero ahora Aly tenía que hacer uso de esa palabra y olvidar momentáneamente el dicho.

Nunca, jamás en su vida, sus ojos se toparon con una casa tan increíble.

Estaba maravillada.

¿Cuántos pisos podía tener; cinco? La fachada del edificio definidamente cuadrado, moderno desde el jardín hasta el techo aplanado, estaba formada por cristaleras casi al completo, ahumadas en su mayoría ya que Alyson no podía ver qué había tras ellas. Los exteriores eran del tamaño apropiado para una casa de campo y estaban muy cuidados, como debía ser.

Una mujer con una pamela tan grande que era lo único que se veía de ella desde la verja altísima de hierro estaba arrodillada sobre un seto verde lima con las tijeras de podar, dándole forma a la vegetación. Parecía la protagonista de un cuadro de Monet.

El rostro de Michael se iluminó al verla.

–Lena –murmuró el hombre con un tono cargado de ternura.

Aly siguió mirándole mientras él se adelantaba y tomaba en sus brazos a la mujer, más morena de piel y cabello que su tutor mismo, quien se giró al escuchar ese nombre.

Tuvo que esperar a que se achucharan como si no hubiera nadie presente. Pero incluso después de esa muestra de amor enorme, ellos tardaron un poco en reparar de nuevo en su espectadora. Eran la viva representación de una novela empalagosa como las que le leía su madre cuando era más pequeña, antes de dormir, para que tuviera sueños sobre un mundo tan rosa como aquel. El pelo de la susodicha Lena, un nombre que Aly no había oído nunca antes, era una cascada de tirabuzones castaños del color del chocolate negro. Una cabellera preciosa que enmarcaba un rostro ovalado con forma de corazón. Sus facciones eran caucásicas y tan bellas como proporcionadas.

¿Será modelo?, consideró internamente.

Sin deshacer el abrazo que le unía con la mujer, Michael miró a la estupefacta muchacha que no había pasado de la verja.

–¡Alysse! –la llamó con una sonrisa de oreja a oreja– No seas tímida, deja que te presente a la Señora Rise.

La supuesta "Señora" le pegó un sonoro puñetazo en el hombro, pero la expresión de enojo era jugetonamente ficticia.

–Ay... –dijo el agredido entre dientes, bromeando– Bueno, la Señorita Elena St. Autumm. O Señorita de Rise, como me gusta llamarla.

La risa de la mujer, tan fresca y juvenil como su apariencia misma, hacía todavía más difícil de creer que estuviese casada. Eran muy jóvenes, ¿qué les había llevado a precipitarse así? Quizá eran tan anticuados de moral como la familia de Alyson y decidieron consumarse como pareja después del matrimonio. O podía ser que su amor fuera tan puro y verdadero como los de película. O... era un enlace por penalti, como se solía llamar a las bodas que se hacían a causa de un embarazo.

Cuando el cielo baja al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora