25: Érase una vez

82 5 0
                                    

No me preguntéis porqué, pero este capítulo es de mis favoritos. Tiene un algo que me encanta. Sí, sí, sé que está feo que lo diga si lo he escrito yo. Pero da igual, mi imaginación y yo vamos por senderos diferentes, tan distintos que a veces me sorprendo a mí misma. Pero esto no os interesa, estáis aquí por más. Pues os voy a dar más.

Arriba, Clary expresando su opinión acerca de su familia. Y bueno, la historia en general. Estoy de acuerdo.

XOXO

.


Al ver su cuerpo inconsciente, con cables saliéndole de las fosas nasales, de los brazos... La necesidad de lanzarse sobre él y comprobar que estaba delante de sus ojos se hizo casi imposible de resistir. Se contuvo, de alguna manera.

Las lágrimas fluían a raudales por sus mejillas. Un dolor agridulce, porque por encima de todo poder verle era un regalo del cielo. Y seguía siendo el chico más guapo y tentador que había visto nunca, incluso con esa apariencia enfermiza.

Se tuvo que recordar que Zac no estaba muerto. El pitido de una máquina junto a él aseveró la convicción de ese pensamiento. Aunque parecía que su pecho no bajaba y subía al ritmo de una respiración.

Sin saber ni cómo conseguía estar de pie, fue a su lado con sumo cuidado. Se agachó junto al costado de su lecho.

Olía a hospital. Su increíble aroma de siempre había quedado prácticamente opacado.

Tenía algunos moratones extraños por el rostro y en general lo que se alcanzaba a ver de su piel, como los brazos. Unos eran más pequeños pero otros asustaban.

Sus párpados estaban cerrados a cal y canto. No tenía expresión, aún así de algún modo parecía abatido y exhausto. Tenía la apariencia de un fantasma. Toda su alma, su vitalidad... era como si le hubieran abandonado. Alyson sintió que una parte de sí misma se estaba perdiendo también.

Lloraba ahora con fuerza, incluso gimoteando, y tuvo que esconder la cabeza en las sábanas para amortiguar los hipidos que le salían.

Observó al chico, parpadeando a través de las pestañas mojadas hasta que consiguió apreciar otra vez sus rasgos duros. Miró su mano, tan cerca de su cara y aún así no sentía su calor. Temblando como un flan, la tomó con delicadeza. Nada. Tenía la temperatura baja, casi hipotérmica. No se produjo ningún movimiento impresionante, ni en la máquina que demostraba que él seguía en el mundo de los vivos.

A Alyson le atravesó un escalofrío. Esto no era lo que había imaginado cuando se le pasó por la cabeza volverle a tocar. Había esperado incluso algún milagro de película. Pero era la vida real y las cosas tomaban su tiempo.

Acarició la mano suavemente. Hizo fricción para hacerla entrar en calor, mientras lloraba sobre ella.

Su palma paseó por el torso de Zac hasta que se situó en el lado izquierdo de su pecho. Suspiró aliviada. Sentía su corazón a través de la ropa. Se le calentaron las yemas de los dedos mientras un sentimiento de placidez le recorría todo el cuerpo. Cerró los ojos, con la cabeza apoyada junto a la de Zac.

Miró las sombras que surcaban sus ojos por debajo y estiró la otra mano para rozarlas. Si estaba durmiendo, ¿por qué parecía tan cansado? A Alyson le hubiera gustado poder curar todos sus males...

¿Cuánto tiempo iba a pasar hasta que volviera a escuchar su voz? ¿Hasta que sintiera su fortaleza y seguridad características? ¿Hasta que pudiera reflejarse en sus ojos pardos de nuevo? Ojalá fuera poco. No sabía cuánto más podría resistir así.

Cuando el cielo baja al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora