33: Ahora es ahora

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No control, no control, Zac

Aisss

Recomiendo mucho leerlo con la canción de arriba de fondo

XXX

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Zac no dudó en seguir a Alyson.

La chica se había dejado la puerta abierta, así que cruzó tranquilamente el umbral. Estaba dentro de los vestuarios femeninos. No era la primera vez.

Se tiró a una animadora del equipo de baloncesto ahí el año pasado. Bueno, vale, a dos.

Solo había tardado un par de minutos más que Aly, por lo que cuando entró se quedó sorprendido. No había esperado encontrarla así. Estaba apoyada en el lavamanos, con la cabeza inclinada hacia adelante y toda su espesa cabellera cayéndole sobre los ojos. En el espejo no se reflejaba su rostro, todo lo que había era pelo rubio y parte de su cuerpo.

Zac se dio cuenta entonces de que no llevaba puesta la camiseta, solo un sujetador azul simple que contrastaba a la perfección con su piel clara. Tragó saliva, intentando controlarse.

Se acercó un poco a ella, aprovechando que la joven no se había dado cuenta de su presencia. Aly estaba echándose agua en la nuca y en el rostro, una y otra vez.

Qué muñecas tan delgadas tenía. Podría rodearlas dos veces mínimo con sus manos.

No tenía buen aspecto. ¿Se rompería si la abrazaba ahora mismo? Tenía pinta de que sí.

Aly se agachó un poco más y el movimiento dibujó una curva sensual con los huesos de su espalda. Al chico se le hizo la boca agua otra vez.

Entonces ella le vio de reojo.

–¿Qué haces? –dijo a media voz, como si no tuviera fuerzas para alzarla más.

Él ni se inmutó. Mejor que le hubiera descubierto ya, de lo contrario habría acabado actuando como un acosador.

Decidió ser sincero.

–Estaba preocupado por ti. No tienes buena cara.

–No he dormido muy bien.

Pero Alyson no iba a decirle que esto era culpa suya.

Desde que escuchó el traqueteo en el manillar de la puerta de su habitación (la cual había cerrado con llave) la noche anterior y distiguió claramente a Zac tomando aire profundamente al otro lado, no había podido conciliar el sueño.

Sabía que él estaría molesto y se habría controlado por poco de no reventar la puerta. Pero necesitaba tiempo a solas, sin él para distraerla.

Estuvo dándole vueltas a todo un poco.

En primer lugar, a la sensación de cambio entre ella y Zac. No se había dado cuenta hasta ahora de lo profundo que había sido. La actitud del chico era muy diferente a cuando se conocieron.

No sabía exactamente cuándo empezó, pero la trataba como... si fuera especial. Realmente especial. Ella no era tonta, podía darse cuenta de que le importaba mucho. Pero no como si fuera un miembro de su familia. No besas a una hermana, ¿no? Al menos no como ellos se besaban.

Cabía la posibilidad de que Zac sintiera lo mismo que ella.

Podía ser el típico mujeriego, pero hasta el más Don Juan acaba sentando la cabeza. ¿Y si lo hacía con ella?

Cuando el cielo baja al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora