7: Íntimo

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I'm sorryyyyyy!

Estuve de viaje la semana pasada. Y luego me puse un poco enferma. Pero he vuelto con fuerzas y este fin de semana es Halloween -mi fiesta preferida <3 Voy a irme de fiesta, me disfrazaré de Muñeca Diabólica y va a ser amazing! Espero que vosotros lo paséis estupendamente también. This is Halloween, Halloween, Halloween!! 

Happy Halloween :)

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Para Aly fue un alivio que sonara el timbre que puso fin a aquella clase tan... interesante.

Historia era lo que tocaba la siguiente hora. No fue lo mejor para sacarse de la cabeza a Zac y sus últimas palabras. Tenía que compartir pupitre (obligatoriamente) con él mismo.

El muchacho se pasó el tiempo deslizando notitas a la mesa de su compañera. Algunas preguntas indecorosas, otras sobre la materia... Aly respondió absolutamente a todas, llevando su autocontrol al límite. Tenía ganas de ser lo suficientemente fuerte y valiente para tirarle la mesa a la cabeza.

Cuando sonó el timbre, poniendo fin a otra clase odiosa, sacó el bocadillo de la mochila. Mike solía darle dinero cada mañana, la llevara al instituto o no. Ella no lo pedía e incluso le había asegurado una y otra vez que no era necesario. Ese día se le había olvidado. Eso era raro. ¿Qué le tenía tan distraído? ¿Podía ser el debut de su clienta, del que Helen le había hablado? Aly le había visto tan preocupado que ahora no podía evitar sentirse inquieta por él también.

Salió del aula sin despedirse de Zac ni de nadie. Afuera encontró a Anna. No era habitual que su amiga estuviera esperándola ahí, así que algo gordo había pasado. La muchacha casi raptó a su amiga hasta los baños. Cuando por fin la soltó, Aly intentó recuperar el ritmo de su respiración habitual. Se sentía casi asmática por la fatiga de haber sido llevada hasta allí de sopetón y además corriendo.

–¿Y estas prisas? –preguntó con voz suave.

Se llevó una mano al pecho para notar el corazón enloquecido que palpitaba en su interior.

–¡Nathan me ha pedido salir! –respondió la otra a gritos, ignorando a todas las chicas que había en ese lugar.

Nathan era el muchacho que se había hecho amigo de Anna el primer día de clases. Al que Aly había conocido el segundo cuando Nate fue a comer con ellas. Era un muchacho delgaducho y de gran estatura, con aspecto de ser delicado de salud. Tenía ojeras, los pómulos hundidos y otros pequeños detalles. Y su aspecto pegaba con su personalidad. Es decir, el joven era todo lo contrario a Anna.

Además, Alyson estuvo convencida de que no le iban las mujeres... Aunque podía equivocarse al haber hecho juicios de valor tan preconcebidos.

–¿Pero salir adónde? –quiso saber para asegurarse.

–¿Qué dices? ¡Salir juntos! ¡Salir como novios, Alynda!

Anna se lanzó a abrazarla y ella correspondió su entusiasmo. Su amiga le había confesado días antes que Nate le gustaba pese a que parecía gay. ¡Bien por ellos!

–Me alegro muchísimo, Anna –dijo sinceramente–. ¿Cómo ha sido?

Y así, mientras se comía el bocadillo en los aséos, escuchó la historia de la unión de sus amigos sin ninguna interrupción. No era muy buen lugar para eso, aunque sí íntimo porque no había casi nadie.

Y eso fue lo que pensó poco después de uno de los armarios de limpieza del instituto. El que había cerca del aula donde les impartían Plástica y Manualidades. Aly había pasado por enfrente de él varias veces, pero no le había depositado mucha atención. En cambio ahora podía escrutar el interior con total comodidad, gracias a la luz de la única bombilla que pendía sobre su cabeza. ¿Os preguntáis cómo había acabado metida allí? ¿Y con un acompañante en aquél espacio?

Cuando el cielo baja al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora