24: Comatoso

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Cuando subí esta historia por primera vez, puteé a la gente un montón con estos capítulos. Les hice esperar, diciéndoles solo el nombre del siguiente capítulo. No voy a hacer lo mismo esta vez. Cuanto antes pasemos el mal trago, mejor.

Los he revisado para corregir errores y... Incluso después de tanto tiempo, me dan mucho sentimiento. Mi tío pasó por un aneurisma mientras escribía la historia, y estos capítulos son el resultado. Necesitaba desahogarme.

Gracias por escucharme.

Espero que os guste.

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–¡Alyson! ¿Qué ha pasado?

La aludida levantó la cabeza y parpadeó un par de veces para deshacerse de las últimas lágrimas. No funcionó, tuvo que quitarlas con sus dedos. Le temblaba el pulso desde que todo había ocurrido.

Llevaba a saber cuántas horas en la salita de espera del hospital. Había un reloj, pero le daba miedo mirarlo. No sabía si que hubiera pasado más o menos tiempo significaba que Zac estaba bien o por lo contrario había empeorado, así que tampoco tenía motivos para echarle un vistazo.

Intentó contestarle a Helen, quien se había quedado plantada delante de ella con una cara en la que se mezclaban la desesperación y la confusión más absoluta. Tenía la cara enrrojecida y los ojos húmedos. Aly se preguntó interiormente si ella tendría la misma pinta.

Se había ido directa al hospital en cuando metieron a Zac en la ambulancia. Consiguió convencer a los enfermeros y allí estaba, saltándose clases. Aunque hubiera ido a ellas, era estúpido porque no habría tenido la cabeza concentrada en ello. No era normal que le hubieran permitido ir, por lo que la joven había agradecido a Dios ese detalle antes de rezar por la salud del joven.

Justo cuando había encontrado la voz para decirle que aún no había salido ningún medico a informarle de nada, Elena se lanzó a darle un fuerte abrazo y entonces cayó en cuenta de que se le habían vuelto a saltar las lágrimas. Su madre adoptiva también estaba llorando.

–"Su hijo acaba de ser ingresado de urgencia" –sollozó ésta última en el hombro de la joven, y lo que al principio era un abrazo de consuelo para Alyson cambió en ese instante, se invirtieron las tornas–. Eso es lo único que han dicho. Me han llamado, así sin más, y la secretaria no parecía ni afectada por darme una noticia de tal calibre... No tienen corazón.

–Están acostumbrados a esto –dijo Aly con la voz rota, aunque estaba de acuerdo con que era injusto–. Lo siento, mamá. No sé nada, no dicen nada. Se ha demayado y yo estaba delante, pero no sabía qué hacer. La ambulancia ha venido rápido, así que tiene que estar bien. Estará bien. Seguro.

No sabía para quién dirigía esas palabras. ¿Intentaba convencer a Helen o a ella misma? No funcionó de todos modos. La mujer no dejaba de llorar, como ella.

Alyson sentía que el corazón, si ya se había hecho pedazos al ver la cantidad de cosas que le hacían a Zac en la ambulancia, ahora esos fragmentos se estaban resquebrajando. Le dolía muchísimo el pecho, sentía una opresión que la dejaba sin aire.

Y lo peor era que no sabía cómo estaba él.

Por fin, minutos después de estar las dos sentadas en silencio, un señor con bata blanca y mocasines que era inconfundiblemente un médico se dignó a aparecer. Traía una expresión ilegible, tan seria que era imposible saber qué trataba de transmitir. Aquella cara hizo que a Alyson se le pusiera el corazón en la garganta.

Helen y ella se levantaron rápidamente y al mismo tiempo.

–¿Señora Rise, Señorita Aimable? –éstas asintieron–. Ahora mismo Zachary está estable. Aún estamos haciéndole pruebas, pero tenemos certeza de saber lo que le ha ocurrido.

Cuando el cielo baja al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora