10: Charla de chicas

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Reconocerlo, el pelo de Zac (Sean Faris) es bastante espléndido. 

<3

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El cabello lacio y castaño de Michael había sido heredado por su hijo, aunque el de éste último era una versión modernizada que se servía de la gomina para poner de punta los mechones de la parte de arriba. El pelo de Zac era de un tono más oscuro que el del hombre, bien por el gel fijador o porque tenía los genes de su madre actuando en ese detalle.

Sí, Aly llevaba al menos un par de minutos estudiando el cabello de Zac como si le fuera la vida en ello. Sabía que él estaba tan enfadado con ella, pese a que en realidad debía ser al revés, que por mucho que notara su mirada no iba a devolvérsela. Lo había comprobado. Todo en el muchacho indicaba que no estaba de buen humor.

Si no fuera porque sus padres prácticamente habían amenazado al muchacho para que se quedara en el restaurante no lo habría hecho, y aún así fue a regañadientes.

En esos momentos Aly agradecía no haber derramado ni una sola lágrima en los probadores. Si ese hubiera sido el caso ya tendría a toda la familia preocupada por ella. Esa clase de cosas se le notaban fácilmente, a su pesar.

Si os estáis preguntando cómo apareció Zac en el centro comercial, bien, lo hizo en compañía de Mike. Supuestamente ambos habían decidido que se hiciera una cena familiar, pero las chicas de la casa no llegaban. Así que fueron a buscarlas. Una vez en el centro comercial localizaron a Helen y a Clare vía móvil. Zac preguntó por su hermana adoptiva y acabó metiéndose en su probador a conciencia. De la última parte, nadie más que ellos estaba enterado. Aunque por la mirada que Clary paseaba del uno al otro, algo intuía. Esa joven tenía una percepción digna de una pitonisa. Qué lástima que Alyson fuera escéptica acerca de la magia, sino le habría recomendado esa profesión.

Tras terminar las compras (faltaban los respectivos zapatos de cada una y el esmóquin del primogénito de los Rise), se dirigieron a un restaurante de la ciudad. Francés. Ajá, Michael y Elena quisieron dar una sorpresa a Aly haciendo que probara de nuevo la comida de su país natal. Ella ya no sabía cómo agradecérselo. Siempre se estaban desviviendo por ella, o eso parecía aunque en realidad casi no hicieran ningún esfuerzo; el dinero les sobraba y la felicidad se ve que también. ¿Era posible que fueran tan perfectos?

Bueno, aún quedaban más de trescientos días para que su acogida lo descubriera.

El sitio se llamaba Swam Fox Restaurant & Bar. Era un lugar excepcionalmente aromatizado. Eso, tras el logotipo de la empresa, fue lo que más llamo la atención de Aly al principio. No sólo olía a comida, y esa una fragancia realmente alentadora –riquísimo.

En cuanto al símbolo, se podía ver en la misma entrada, grabado en el cartel color crema que les miraba desde encima de la puerta. Era simple, unos trazos formando un jinete subido en su caballo, del que únicamente se veía la parte superior. A la Santita le recordó al de algún club de golf, sin saber muy bien porqué.

Tampoco le dio muchas vueltas, tenía otras cosas en la cabeza. Una cosa en concreto. Con nombre y apellidos, además de un cuerpo que muchos quisieran y un rostro de ensueño. Su cabello y ojos no eran tan destacables, pero tenían un algo especial. Dios, si es que Zac exteriormente era encantador. ¿Por qué tenía que abrir la boca y estropear esa imagen tan fantástica?

Ahora se dedicaba a ignorarla. Incluso entabló una conversación que duró poco con su hermana pequeña, a quien normalmente trataba mal. Eran perro y gato. Cualquiera lo sabía. De ahí la expresión extrañada de Clary. Desde que cruzó palabra con Zac, pese a que no hablaron nada importante, la jovencita se quedó callada la mayor parte de la cena, dedicándose a deliberar sobre la peculiar enemistad que se había establecido entre el chico y Aly. Clare se propuso escrutar cada movimiento hasta pillar uno en falso, y para eso debía mirarles sí o sí. Zac la pinchó por la insistencia con la que le atravesaban sus ojos más de una vez, pero no se dio por vencida.

Cuando el cielo baja al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora