49: Problemático

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"El primer amor nunca muere,

pero el amor verdadero puede enterrarlo vivo."

.


Leroy había intentado entablar conversación varias veces mientras llevaba a Alyson de vuelta a la mansión de los Rise.

La joven se esforzó en intercambiar el menor número de palabras posible con él. Quería demostrarle lo enfadada que estaba.

Una vez más, Leroy había sobrepasado los límites. Había hecho lo que le daba la real gana, sin pensar para nada en lo que ella quería. Era un egoísta. Y estaba lleno de mentiras bonitas que Aly ya no creía.

Al final del trayecto, cuando llegó la hora de despedirse, él le preguntó que si estaba bien.

¿Estaba ciego? Por supuesto que no estaba bien. La había dejado completamente derrotada.

Aly le contestó con un simple adiós. Y sintió, esperanzada, que era el último que le diría. Eso dejaba una sensación amarga detrás.

Pero Aly sabía que era lo mejor.

Ella amaba a Zac. Leroy era pasado. Y él tenía que entenderlo, y quedarse aparte.

Aunque la chica también era consciente de que todo esto no era culpa exclusiva de su exnovio. Parte de la responsabilidad, gran parte, residía en Costello. Aly no podía creer que hubiera gente tan malvada en el mundo.

La verdad es que ella había pensado que Zac exageraba con tanta protección, pero ahora veía que no era así. Costello era un peligro incluso cuando no estaba presente. No volvería a confiarse como aquella noche. No volvería a cometer ningún error. Tendría mil ojos.

Costello no la pillaría con la guardia baja de nuevo, se prometió a sí misma.

Alyson abrió la puerta con mucha calma, intentando no hacer nada de ruido.

La casa estaba vacía, como había sospechado. No se oía absolutamente nada. Las luces estaban apagadas. Aly ni pensó en encenderlas. Esperaba haberse aprendido suficientemente bien el interior de la mansión para no chocar con nada. Cerró la puerta y se apoyó contra ella, casi temblando. Estaba insegura. ¿Qué hacer a continuación?

¿Anunciaba su llegada como si no hubiera desaparecido? ¿Iba directa a su habitación? ¿Iba mejor a la de Zac? ¿El chico estaría más enfadado que preocupado por ella?

Dios, ¿qué había pensado él de su desaparición? Tenía que hacerle saber que estaba en casa. Con más decisión, se dirigió a las escaleras.

A medio camino, escuchó un ruido entre las sombras y de repente la luz del salón se prendió.

Zac estaba en el sillón, mirando hacia ella con una expresión inteligible. Aly estuvo a punto de gritar del susto.

Se sintió como en una película de mafiosos bajo su cruda mirada. La mandíbula del joven estaba apretada, los huesos de sus facciones marcados firmemente.

Alyson se tragó los nervios y se acercó a él.

El muchacho parpadeó y por fin ella pudo ver algo en sus ojos: alivio.

Zac se levantó como un animal enorme y poderoso. Alyson se había quedado muda. Y le pareció una eternidad el tiempo que él tardó en llegar hasta ella.

Pero, en un parpadeo, se encontró en sus brazos. No supo quién había iniciado el abrazo. La sensación fue increíble. Estoy en casa. Se fundió con él hasta que tuvo que separarse un poco para poder respirar.

Cuando el cielo baja al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora