ARESTO MOMENTUM
— CAPÍTULO LXXV —
❝ E n g o r g i o ❞
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Para Hermione resultó algo complicado afrontar los días posteriores al incidente.
Si se enfocaba en lo positivo, se enorgullecía de encontrarse de nuevo en el castillo y haber dejado la ayuda del giratiempo atrás: haber lidiado con sus preocupaciones a su vez que lo hacía con todas las asignaturas por segundo año consecutivo, con toda probabilidad la habría vuelto loca. Pero lo negativo solía pesarle mucho más, y parecía dispuesto a cumplir con una meta parecida.
Cedric y ella habían tomado algo de distancia desde la pelea, una distancia que se resumía en gestualidades y pocas palabras pero que no dejaba de ser notable. Aunque Hermione comprendía que el mayor tenía razones suficientes para confrontarse a Draco y a sus provocaciones, verles en aquella tesitura era demasiado para ella, y más ahora que el Slytherin se había convertido en una especie de amistad incomprendida. Todavía no había comentado a ninguno de sus compañeros las disculpas que había recibido de su parte el curso anterior, ya que no estaba convencida de que pudiera llegar a servir de algo. Draco seguía comportándose con ellos como el mismo idiota que habían conocido años atrás, y ella parecía ser su única excepción, aunque aún le costara comprender el motivo.
Por otra parte, y sin saber muy bien cómo, ella sola se había enzarzado en una lucha silenciosa en favor de los derechos de los elfos domésticos, una batalla que comenzaba a convertirse en una realidad con la que pretendía trascender cualquier barrera. Cada vez que Ron se mofaba acerca de ello, Hermione tenía más claro que debía tomar cartas en el asunto: había buscado respuestas en la biblioteca, su santuario de la verdad, acercándose a una costumbre que pretendía quebrantar para siempre.
La citación que tenía con Snape a finales de semana era, sin lugar a dudas, lo que le producía mayor inquietud, aunque la sensación era completamente diferente al resto. Los nervios que Cedric y Draco le provocaban eran afilados, tormentosos, difíciles de digerir... pero los que sentía por Snape se expandían cálidos por su cuerpo en cuestión de segundos y crepitaban en su interior, estallando en un oasis que se fundía con su alma. Conocía y adoraba esa sensación que la inundaba al verle, que lograba dejarla sin aire, y que tan ajena resultaba para sus amigos.
—¿Tú sabes por qué Snape está de tan buen humor? —susurró Ron, mientras se quitaba de las uñas los restos de tripa de sapo.
—No —respondió Harry—. Pensé que estaría molesto por la llegada de Moody.
No era ningún secreto que Snape ansiaba el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, ni que había odiado a los anteriores titulares de la asignatura sin siquiera haberse esforzado en disimularlo. No obstante, tal y como Hermione había observado, parecía especialmente cauteloso a la hora de mostrar cualquier indicio patente de animosidad contra Moody. Cada vez que los veía juntos, ya fuera a la hora de las comidas o cuando coincidían en los corredores, se llevaba la clara impresión de que Snape rehuía los ojos de Moody, tanto el mágico como el normal.
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Aresto momentum
FanfictionDel amor al odio hay un paso. Del odio al amor, hay una aventura. Hermione Granger y Severus Snape se enfrentan a los ocho años más significativos de sus vidas, los que a su vez cambiarán drásticamente el destino del mundo mágico. Con el...