Del amor al odio hay un paso. Del odio al amor, hay una aventura.
Hermione Granger y Severus Snape se enfrentan a los ocho años más significativos de sus vidas, los que a su vez cambiarán drásticamente el destino del mundo mágico.
Con el...
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ARESTO MOMENTUM
— CAPÍTULO LXVII —
❝ S t u p e f y ❞
⚡
A Hermione se le quedó la mente en blanco a causa de la impresión. Los cinco se habían quedado paralizados bajo la capa invisible. Los últimos rayos de sol arrojaron una luz sanguinolenta sobre los terrenos, en los que las sombras se dibujaban muy alargadas.
—¡Hagrid! —soltó Harry sin pensar en lo que hacía.
El muchacho fue a darse la vuelta, pero Cedric y Ron lo cogieron por los brazos.
—No podemos —le susurró el mayor—. Se verá en un problema más serio si se descubre que le hemos visitado.
Susan respiraba floja e irregularmente.
—¿Cómo... cómo han podido? —preguntó jadeando, como si se estuviera ahogando en su propia pena.
—Vamos —les sugirió Harry, tiritando—. Será mejor que nos vayamos...
Reemprendieron a duras penas el camino hacia el castillo, andando muy despacio para no descubrirse. La luz se apagaba a medida que avanzaban, y cuando llegaron a campo abierto, la oscuridad se cernía sobre ellos como un embrujo.
Ron se llevó la mano al pecho. La rata se retorcía en su bolsillo con todas sus fuerzas, intentando soltarse del agarre del muchacho.
—¡Scabbers, estate quieta!
—¡Ron, cállate! —le pidió Cedric—. Fudge se presentará aquí dentro de un minuto...
—No hay manera —recalcó él, intentando que Scabbers se metiera del todo en el bolsillo.
—¿Qué le ocurre? —preguntó Susan.
Hermione distinguió la cola de brocha de Crookshanks en la lejanía, viendo cómo se acercaba a ellos sigilosamente, arrastrándose y con sus dos grandes ojos amarillos destellando pavorosamente en la oscuridad. La muchacha no sabía si el gato era realmente capaz de verles o si se orientaba por los chillidos de la rata.
En contra de sus más fervientes deseos, Scabbers escapó de las manos de Ron, se echó al suelo y huyó a toda prisa: de un salto, Crookshanks se lanzó tras ella, y antes de que ninguno pudiera detenerle, el pelirrojo salió de debajo de la capa y se fundió en la oscuridad.
—¡Ron! —le gritó Susan, echando a correr tras él.
Harry, Cedric y Hermione se miraron entre sí, desconcertados, antes de seguirles a la carrera. Era imposible correr a toda velocidad debajo de la capa, así que se la quitaron y la llevaron al vuelo, ondeando como un estandarte. Oían delante de ellos el ruido de los pasos de sus compañeros y los gritos que Ron dirigía a Crookshanks.