Del amor al odio hay un paso. Del odio al amor, hay una aventura.
Hermione Granger y Severus Snape se enfrentan a los ocho años más significativos de sus vidas, los que a su vez cambiarán drásticamente el destino del mundo mágico.
Con el...
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ARESTO MOMENTUM
— CAPÍTULO XXVIII —
❝ R e p a r i f o r s ❞
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El paso firme del profesor de Pociones resonaba entre la soledad de los pasillos con poderío. Su andar no se había detenido ni un solo instante desde que habían abandonado las pruebas, pese a llevar a la más brillante de los Gryffindor entre sus brazos durante todo el recorrido.
Era una situación muy extraña para él, pues despertaba en su persona una curiosa mezcla de sensaciones encontradas. No se esperaba ni por asomo encontrarse a medianoche recorriendo el castillo con Hermione cargada sobre sus extremidades... y menos, que la situación le pareciera tan notablemente cómoda.
Snape había permitido que la muchacha se mantuviera contra su pecho en todo momento, aunque esto implicara aquella peligrosa cercanía, suficiente como para que el aroma a vainilla que desprendían los cabellos de la joven acariciaran tímidamente su olfato.
El hombre no podía evitar rememorar la primera vez que percibió su fragancia, pues tanto el aroma como la situación le evocaban todas aquellas imágenes de la primera vez que la llevó entre sus brazos. Parecía mentira la similitud, y a la vez, la notable diferencia entre ambas ocasiones.
La primera vez, sus personas no se toleraban. No habían compartido más que desprecio e indiferencia, miradas frías y distantes, comentarios carentes de cualquier tipo de sensibilidad... la primera vez, ni él se admitía que ella le preocupaba, ni ella veía en él algo más que su profesor.
La primera vez, Hermione no se encontraba dulcemente dormida entre sus brazos... o eso creía.
—Tengo mucha sed... —la contempló susurrar para sí, aún tomándola con firmeza contra su pecho.
—Son los efectos del veneno. Pronto los contrarrestaremos —contestó él con firmeza, intentando suavizar sus palabras—. Por casualidad, ¿sabe de qué elaboración se trata?
La muchacha frunció ligeramente el ceño, notando como aquel persistente dolor le devoraba las entrañas.
—¿Weedosoros? —respondió con cierta duda.
Snape se permitió sonreír, aprovechando que ella permanecía con los ojos cerrados.
—No esperaba menos de usted, sabelotodo.
Sin embargo, antes de que sus facciones se volvieran a dibujar de indiferencia, Hermione pudo contemplar aquella mueca de satisfacción dibujada entre los rasgos de Snape en toda su magnificencia.
—¿Sabe que tiene una sonrisa muy bonita, profesor? —se permitió objetar, una vez él hubo borrado todo rastro de algaraza de su rostro e intentaba mantenerse impasible ante ella—. Debería sonreír más a menudo.