Capítulo XIV - Episkey

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ARESTO MOMENTUM

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ARESTO MOMENTUM

— CAPÍTULO XIV —

E p i s k e y

Un solo día separaba a Hermione del primer día de castigo, un solo día en el que disfrutar al máximo de la libertad que tanto echaría en falta entre semana, en el que aprovecharía la compañía de sus amigos, dónde vería amanecer y atardecer, esperando pacientemente su condena.

Con la dicha que Malfoy se había encargado de arrebatarle el día anterior, Hermione fue de los primeros en levantarse aquella mañana de domingo. Sabía que aquel día había partido de Quidditch, y después del gesto que había tenido Cedric con ella para animarla, la castaña deseaba devolverle el favor. Era consciente de que el Hufflepuff era víctima de sus nervios antes de cada partido, por lo que una vez Hermione se hubo aseado y equipado con su uniforme, intentando no hacer ruido, abandonó la sala común y anduvo escalinata abajo en dirección al Gran Comedor.

Tal y como se esperaba, en la inmensidad del lugar solo unas pocas almas permanecían en pie a aquellas horas de la mañana, y para su suerte, pudo distinguir a Cedric y Susan entre ellas, acomodados junto al equipo en la gran mesa de Hufflepuff.

Con algo de timidez, la muchacha se acercó hasta su posición, y sus dos amigos, al verla, le dedicaron una abierta sonrisa.

—¡Hermione! —exclamó Susan con júbilo, provocando que aquellos que se mantenían de espaldas a ella, sentados frente a sus amigos, se giraran ahora para observarla—. Ven, siéntate con nosotros.

Aquellos dos Hufflepuffs desconocidos le cedieron asiento entre ellos, y la castaña se acomodó con algo de modestia, agradeciéndoles el gesto.

—Será mejor que hagamos las presentaciones —añadió Cedric, colocando una mano sobre el hombro izquierdo de aquel muchacho que se sentaba a su lado—. Hermione, él es Herbert Fleet, el guardián del equipo.

Aquel muchacho de cabellos rubios se introdujo con una sonrisa.

—Mucho gusto —declaró Herbert con amabilidad.

—Por lo que a estos dos dementes respecta —prosiguió Cedric, señalando a los muchachos que ocupaban su sitio a cada lado de Hermione—, él es Malcolm Preece, uno de nuestros cazadores, y ella es Maxine O'Flaherty, posiblemente una de las peores bateadoras de los últimos tiempos.

Aquella Hufflepuff de cabello rojizo le enseñó la lengua a Cedric, cosa que arrancó una carcajada a los cinco restantes.

—Ella es Hermione Granger —la presentó el castaño, y la muchacha encajó la mano con ambos—. La mejor profesora de Estudios Muggles que encontraréis en la escuela.

—¿Así que tu eres a quién Cedric debe sus Excelentes? —cuestionó Malcolm, provocando que la Gryffindor se sonrojara notablemente—. Ya me parecía sospechoso que demostrara tener un intelecto semejante.

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