BANG. (Justin Bieber)

Capitulo cuarenta y siete.

                                                       47.

Emily, y Mark. 

Al día siguiente, me encontraba con Megan en un lindo café de Italia. Estábamos sentadas en unas mesas al aire libre. Una sombrilla nos cubría del sol. El piso, era cemento. Pequeños cuadraditos que me había acostumbrado a ver en este lugar. Tomé un sorbo de mi café, mientras ella trataba de asimilar lo que le había contado.

—Hice un esfuerzo por no escupir mi café cuando acabaste.

Sonreí con algo de tristeza.

—Vaya vida, eh.

—¿Crees que el sienta de verdad algo? —Preguntó. Me saque los lentes de sol, y la miré directamente.

—Creo que está confundido. Mierda, ¿Qué puedo esperar? Iban a tener un bebé. Y ella lo perdió.

—Pero él te quiere. Está completamente enamorado de ti, y se nota cuando te mira, y te habla.

Seguimos hablando sobre Justin, y Emily. Megan me aconsejó algunas cosas, que de verdad, las tomaría en cuenta. Nos la pasamos desde las once, a las una charlando, y luego cada una tomó un rumbo diferente. Vería a Megan en la noche, ya que ella y Adam irían al hotel a buscarnos a todos para cenar. Llegue al hotel malditamente agotada. Se me cerraban los ojos en cuanto parpadeaba y me ponía de mal humor.

Cuando abrí la puerta de la habitación, vi, lo peor que había visto en poco tiempo.

—Para, Emily. —Justin la alejó de él, algo cabreado.

Ellos no se habían dado cuenta de mi presencia. Emily, había estado besando a Justin. Sentí el dolor expandirse por mi pecho. Y las lágrimas llegar a mis ojos. Aun así, no solté ni una. Jamás, le daría la satisfacción a ella de verme llorar. Y tampoco dejaría que él lo viera.

Carraspee, llamando la atención de ambos.

—Leah…—Él se acercó a mí cautelosamente. Trató de tomar mi mano.

—No. —Trague. Sentía mi garganta seca, junto a ese nudo que te provoca cuando lloras.

—Muñeca. —Suspiró él.

—¿Vas a quedarte ahí, o vas a explicarme que paso? —Le dije a él. Dirigí mi mirada a Emily.

—Leah Collins. —Me presenté segura de mi misma. —La novia del chico al que besabas.

La perra me miró con una sonrisa socarrona en sus labios.

—Emily Dean. —Me miró a los ojos. —Ex, del chico que estaba besando.

—Tú lo has dicho. —Sonreí. Me giré a Justin. Emily seguía sentada en el borde de nuestra cama, donde había estado besándolo.

—¿Podrías sacar a esa perra, de mi cama? Jamás me ha gustado que los animales toquen mis cosas.

—Emily vete. —Dijo él en cuanto le pedí que la sacara. Ella soltó una risa.

—Te tiene en la palma de su mano, eh.

—Te he dicho, que te largues ahora. ¿Quieres que te saque yo? —Dijo enojado. Ella, aún sonreía, lo que hacía peor todo esto.

Los chicos, además, llegaron a presenciar la escena. De reojo vi como Damon sonreía mirando a Justin. Luego, su mirada se posó en ella, y apretó sus puños.

—Me encantaría que me sacaras por la fuerza. —Se mordió el labio.

Esa, fue la gota que colmó el vaso. Caminé hacia ella, y la agarré del brazo. No sé de dónde saque fuerza, porque soy algo debilucha. Pero la arrastraste hasta la puerta. Ella se hacia la pesada, e intentaba no caminar.