Capitulo veinticinco.

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                                                                     25.

Femme Club.

Ni una llamada. Ni si quiera, un mensaje.

Nada.

Miré la mesa donde siempre se sentaba Justin, esta, estaba vacía. Bueno, no totalmente vacía.         En estos momentos estaba sentado allí Damon, Adrián, Audrey y Charlie.

Pero él, no estaba.

Los chicos habían vuelto hace tres días. La semana pasada esa mesa había estado vacía durante cada almuerzo. Justin había desaparecido. Y cuando decía que había desaparecido, era porque literalmente lo había hecho. Era como si se lo hubiera tragado la tierra. Dentro de dos días, se cumplía dos semanas desde la última vez que lo vi.

Nada después de lo de la fiesta.

Quería hablar con Damon. O pedirle a Adrián que me explicara qué era lo que pasaba. Suspiré,  y revolví mi puré de patatas con el tenedor. No tenía hambre. Estaba sentada entre Elliot, y Kendall.

Me había sentido tan mal, que Elliot se preocupaba por mí en exceso. Aunque no me importaba, después de todos éramos amigos. 

—¿Estás bien? —Me preguntó Liam. Él sabía todo esto, no con todos los detalles, pero asentí con la cabeza.

—Terminaré… mi ensayo en la biblioteca. Nos vemos en clases. —Suspiré.

Elliot se levantó junto a mí.

—¿Puedo acompañarte? —Preguntó tímido.

—Claro.

Caminamos en silencio hasta mi casillero para sacar una libreta, y algunos bolígrafos. Entonces, partimos a la biblioteca. Nos sentamos en el piso en una esquina.

—Leah…—Murmuró. Estaba concentrada leyendo mientras él jugaba en su celular.

—¿Si? —Pregunté aun leyendo.

—Si yo fuera Justin, jamás te dejaría ir.

Suspiré.

—Elliot—Tragué. —No me hagas esto.

—Lo siento, yo…—Negó con la cabeza, y pasó su mano derecha por su oscuro cabello. —Lo siento. —Murmuró de nuevo.

En esta semana y media, él había sido como mi novio. Jamás sería como Justin, y no acercaba, pero él trataba de hacer todo lo posible para que sonriera. Me contaba chistes, me ayudaba con los deberes, y no me dejaba sola. Y eso, se lo agradecería por el resto del año.

Si mis amigos me hubieran dejado también, ahí sí que hubiera caído en depresión.

Lo extrañaba. Lo extrañaba mucho. Pero a la vez, estaba jodidamente enojada con él.

Dos días después, el viernes, estaba saliendo con los chicos. Los amigos de Liam, y mis amigos. Liam había contado un chiste muy aburrido, pero de todos modos nos habíamos reído como estúpidos por eso.

Y entonces lo vi.

Él estaba ahí, con su típica pose. Sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón azul. Estaba usando unas botas negras que le daban un aspecto rudo. Una chaqueta de cuero negra, y se apoyaba casualmente en el capo de su Jeep negro mientras botaba el humo de su cigarrillo.

Elliot me dio un beso en la mejilla seguido con un, ‘’nos vemos el lunes’’. Le sonreí, y saque las llaves de mi auto. Kendall y yo nos iríamos de compras, e iríamos a la peluquería el resto de la tarde. Luego, se quedaría en mi casa.

BANG. (Justin Bieber) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora