BANG. (Justin Bieber)

Capitulo veintitrés.

                             23.

Año nuevo.

Liam, papá y yo estábamos esperando a mamá, John y la abuela Sophie con el abuelo en el aeropuerto ubicado en Sydney. Los padres de papá estaban en camino desde Melbourne, una ciudad de acá. En Australia.

Era extraño tener a mamá y a su novio acá. Pero a papá no le importaba. Su novia, Mónica también estaba invitada a cenar con nosotros en año nuevo.  Y los tres hermanos de papá, junto a nuestros primos.

Liam y yo iríamos a una fiesta en la bahía con los chicos después de la cena.

Veinte minutos después de llegar vi a mamá. Se veía preciosa. Usaba unos pantalones blancos ajustados, una camiseta negra de manga corta con un cinturón a juego, lentes de sol sujetando su cabello, y tacones negros.

John vestia más relajado, usaba solo una camisa a rayas azul con blanco, y jeans.

La abuela usaba un traje de color crema, acompañado de pulseras y collares. Esas tonterías que le gustaban a ella, y el abuelo vestía pantalones color beige, con una camisa blanca.

Los saludamos a todos, y luego subimos al auto de papá como pudimos.

—Tú casa es muy hermosa, James. —Halagó mi madre.

—Gracias Cristiane. —Mi padre sonrío.

Media hora después llegaron los hermanos de mi padre. Nick, uno de mis primos, tenía la edad de nosotros, pero era una completa rata. Comencé a pensar que tal vez, se sentiría a gusto con alguien como Gisselle.

—Piedra, papel, o tijera y decidimos quién tira la bomba.

Rodé los ojos mirando a Liam, con cara de, ¿lo dices enserio?

—Eres un idiota. ¿Lo sabias?

—Te encargas de decírmelo seguido, piojo.

Entonces perdí. El tonto de Liam me había dicho varita mágica al principio. No lo acepté, y al final terminé perdiendo de todos modos. A las diez con treinta de la noche terminamos de cenar. Y todos los adultos estaban en el sofá conversando, contando historias, y riendo.

Me acerqué discretamente a mamá, y la lleve a la cocina.

—Mamá… sé que es año nuevo. Pero con unos amigos tenemos algo planeado para esta noche y…

Ella estaba tambaleándose. Joder, ¿es que estaba ebria?. Me miró y soltó una sonora carcajada. Dios.

—¿Qué es exactamente lo que quieres Leah? —Preguntó.

—Que nos dejes a mí y a Liam ir. —Respondí.

—¿Te irás con algún chico? —Sonrió pícaramente. Dios. —¿Quieres condones? Puedes sacar de mi bolso si los necesitas.

—Mamá… no. No quiero condones. —Rodé mis ojos.

—¡Vamos, siempre es mejor prevenir! ¡No al aborto! —Balbuceo tirando un puño al aire.

Suspiré. ¿Qué tenía que ver el aborto en esta conversación?

—¿me dejarás ir o no?

—Solo si me prometes usar condón. Y dile a tu hermano que también lo ocupe. No el mismo condón claro, lleva varios.

—¡Mamá! —Exclamé. Ella comenzó a reír de nuevo.

—Princesa, si puedes ir. Solo, no lleguen tan tarde.