Capitulo veintiséis.

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                                                                    26.

Billar.

Hoy, era uno de los día más calurosos de la temporada. Él verano había comenzado hace casi ya un mes, y jamás había estado tan acalorada como hoy. Liam invitó a los chicos a la piscina, y Kendall, como ya estaba aquí, me acompañó.

A pesar de sus intentos para que no pensara en Justin, lo hacía de todos modos. Aún tenía un sinfín de mensajes y llamadas pedidas de él.

Sabía que pronto tendríamos que hablar, pero me sentía herida. Tal vez, estaba haciendo de esto algo más grande, pero Dios. Él se había ido así como así. Sin despedirse, sin decirme donde iba, sin hacer absolutamente nada.

A las ocho, Papá fue a la casa de Mónica a buscarla, tenía una cena por parte de su empresa. Así que estaríamos solos por la noche.

Poco después de que papá se fue, un Jeep negro se estacionó fuera de mi casa.

Mierda.

Kendall estaba afuera, con los chicos tomando jugo, y yo había entrado a buscar un short. Me había puesto, un short negro, y una blusa negra llena de pequeños dibujos de margaritas. Cuando vi el Jeep de Justin fuera, me tiré al sofá, y me tapé con una frazada que se encontraba allí.

Pocos segundos después, se escuchó el timbre. Liam y Kendall entraron al living, y Liam le abrió la puerta.

—Justin, pasa. —Podía sentir que Liam decía las palabras con una sonrisa en su rostro. Se dieron probablemente un abrazo de hombres por el ruido que sentí. Entonces, él entro, y suspiró.

—¿Cómo estás? —Preguntó educado, como siempre.

—Muy bien.

Saludo a Kendall, y un minuto más tarde, preguntó por mi.

—¿Puedo quitarles a Leah hasta… hm, las doce? —Preguntó sonriendo.

—Claro.

Liam siempre quería deshacerse de mí. De la pobre y tonta Leah.

Por una pequeña abertura que había dejado para respirar, miré como Liam le hacía una seña a Justin con su cabeza.

—Está en el sofá.

Justin me miró con una sonrisa, y me tomó en brazos, con frazada y todo. Me cargaba en su hombro, como si tuviera cinco años. Comencé a patalear, y a gritarle a Kendall que me ayudara. Ella me miraba cruzada de brazos con una sonrisa en su rostro.

—¡Bájame! ¡Imbécil! —Grité a todo pulmón. —¡Suéltame gilipollas! ¡Estúpido! ¡Idiota!

—Yo también te extrañe, muñeca. Nos vemos, la traigo a las doce.

Liam nos guiñó un ojo, y desapareció con Kendall yéndose al patio trasero.

—¡Bájame ahora! ¡Eres un maldito bastardo!

—Auch. —Sonrió él.

No me gustaba que me cargaran, pero estaba disfrutando el momento. Podía ver el trasero de Justin a gusto, sin que él me viera y me hiciera sonrojas. Tenía un trasero espectacular.

—Idiota. —Murmuré rodando los ojos.

—¿Sabes qué, los insultos no te sirven para nada, cierto?

—Sí, pero me gusta gritarte todo lo que pienso de ti. —Respondí.

—Y a mí me gusta tener tu trasero justo en mi rostro. Es una buena vista. 

BANG. (Justin Bieber) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora