BANG. (Justin Bieber)

«Primer día»

Capítulo uno.

Leah's POV.

La directora me enseñó mi cama, y dejé mis maletas allí.

 —Bueno señorita Collins, aquí está su horario, y este papel que le indicará a su profesora que es nueva.

 —Llámeme Leah. Y gracias.

Ella me sonrío, y Liam besó la parte superior de mi cabeza. Después de que mis padres se separaran Liam y yo pasamos de ser los hijos, a ser dos paquetes que se enviaban cada vez que querían o podían. Mamá nos enviada desde Estados Unidos. Y papá nos regresaba desde Australia. Desde los diez años, pasábamos los meses de estudios con mamá, y los veranos con papá.

A excepción de este año.

Mamá al fin de había casado con John, el hombre que conoció luego de dejar a mi padre, y ambos habían decidido vivir juntos en California. Liam y yo por supuesto desechamos la idea y nos planteamos pasar una temporada con papá, en Australia.
Papá era parte de la administacion de una cadena de hoteles internacionales, y viajaba mucho. Por supuesto, dejarnos a Liam y a mi solos por tanto tiempo no pasaba por la cabeza de nuestros padres, y nos habían metido a un maldito instituto alias internado asqueroso para que no causáramos problemas. Lo peor de todo esto, es que no confían lo suficiente en nosotros como para dejarnos solos.

Aunque honestamente, yo y Liam dejaríamos cualquiera de las dos casas, como el final de la película proyecto x.

 —Nos vemos a la hora de la cena.

 —Claro.

 Le sonreí a Liam, y la directora lo llevó al edificio de chicos. Cuando mis padres nos explicaron que nos inscribirían en un internado, me imagine uniformes horribles, suciedad, y maltrato.

Pero al parecer esto era todo lo contario, el lugar contaba con bastante tecnología, era iluminado y tenía dos campus. La directora nos dio un pequeño tour por todos lados. Nos mostró los edificios de las chicas, y de los chicos. El área común, el comedor, la piscina, la cancha y el gimnasio.

Una auxiliar me llevó hasta el gimnasio.
Hacerme llegar a mitad de año aquí fue lo peor que mis padres pudieron hacer. Suspirando acomode mi cabello, y di un paso adelante para entrar al gimnasio. Un poco más allá había un chico apoyado en un casillero. Lo observé unos segundos para que dejara de mirarme de la intimidante forma en que lo hacia, pero no dio resultado. Se apoyaba casualmente allí, creyéndose más guapo que Dicaprio en sus veinte.

Tenía pinta de egocéntrico. Vestía una camisa a cuadrillé roja, con una chaqueta negra de cuero encima, jeans ajustados y zapatillas negras. Su cabello era rubio, y sus ojos claros.

Nos observamos un par de segundos más, hasta que una auténtica y burlona sonrisa se asomó socarronamente en sus finos labios.

Decidí ignorarlo, y mis tacones resonaron contra el piso cuando avancé con seguridad dentro del gimnasio. Me acerqué a la profesora y le mostré el papel que indicaba que era nueva.

 —Bienvenida señorita Collins.

Le sonreí y ella me pasó un estúpido y feo uniforme. Eran unas calzas cortas azul marino, y una camiseta gris con azul. Me miré al espejo. Dios es horrible. Até mi cabello en una coleta, y salí de los vestidores.

Odiaba los deportes, odiaba correr, y odiaba no usar zapatos altos. Además que soy un asco en los deportes.

Me quedé a un lado de la maya, con cara de cachorrito con la esperanza de que nadie me lanzara la pelota. Pasó casi una hora, para cuando fuimos a ducharnos. Cuando terminé la mayoría de las chicas ya estaban por vestirse.  Envolví mi toalla alrededor de mi cuerpo y salí a buscar mi ropa.
Tragué con algo de dificultad cuando vi que mi ropa no estaba donde la habia dejado. Mi bolso estaba intacto, pero sólo tenía mi celular y un par de cosmeticos dentro. Toda mi ropa habia desaparecido, junto con el asqueroso uniforme de gimnasia.

Mierda masiva.

¿Qué iba a hacer? No pensaba darles la satisfacción se reírse de mi cuando preguntara que donde estaba mi ropa. Por lo que opté por quédame fuera de los vestidores. Cuando salí, el chico rubio de antes estaba ahí de nuevo.

Sin preámbulos, me miró de arriba abajo otra vez, y reprimió una de sus burlonas sonrisas.

—Lindas piernas.

Lo miré, sintiéndome entre avergonzada e indígnada. ¿Cómo se atrevía? Cuando iba a hablar, se me adelantó.

—Escondieron tu ropa. ¿No?

Mi silencio otorgó a un sí. Él no hablo más y entró al camarín como si se tratara del área común. Como por arte de magia algunas chicas dejaron caer su toalla al verle. Tragué, y sujeté mi toalla con más fuerza.

 —¿Quién escondió la ropa de,—Él me miro de arriba abajo,—esta muñeca?

¿Me había llamado muñeca? ¿Porqué? De pronto, no queria verme tonta o débil como una muñeca. No frente a ese egocéntrico chico. Observé a mis compañeras. Nadie respondió. Más bien, nadie se movió.

 —Krista, amor, dale su ropa.

Una chica con ropa interior negra se acercó y me pasó mis tacones, mis jeans y mi blusa. Le dio una coqueta sonrisa a su novio, y luego me miró como si fuera un bicho.

—Dios, lo has tocado. Tendré que desinfectarlo.—la provoqué.

Ella era la típica chica líder. Y mi carácter era algo difícil de entender. Trato a las personas de la misma forma en que me tratan a mí. Y cuando quiero, puedo ser la persona más antipática del planeta. La chica ya se lo había ganado.

—Estúpida niña rica. —murmuró como si supiera de mí.

—¿Envidia?—pregunté

Entonces, ella caminó al lugar donde se estaba cambiando, y su sequito de clones, la siguieron.

Genial, es mi primer día aquí y ya le caigo mal a alguien. ¡Muy bien Leah!

El chico rubio me miró, y dejó escapar una risa. Negó con la cabeza, y luego caminó fuera de los vestidores murmurandole a la chica que se apurara.

La chica líder, Krista me miraba con odio. Cuando ya me harte de su mirada, decidí hablarle.

—Escucha, Kristy. No quiero tener problemas con nadie, así que puedes dejar de mirarme así. Tu broma no funciono, supéralo.

 —Me llamo Krista. —su enojo era evidente.

 —Como sea. —contesté. No era como si importará de cualquier manera.

 —La guerra ya empezó, muñequita.

Entonces… ¿quería guerra? Pues guerra iba a tener. Leah Collins no se deja pisotear.

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Voten y comenten por favor, gracias por leer♥. El siguiente capítulo se viene mejor.