Capitulo treinta y tres.

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                                                              33.

Justin esta borracho.

 

Justin’s POV.

Y entonces le di a mi cuerpo un trago más, para convertir las ganas de llorar en risa absurdas. Sentí como el tequila bajaba por mí esófago, y quemaba mi interior. Había pasado un día. Un jodido día desde que no estaba con ella, y la extrañaba como la puta mierda.

Desde que llegue al bar, hace unas horas, había tomado la decisión de estar borracho todos los días de mi vida. Tal vez así, podía escaparme de mi puta realidad durante algunas horas.

Carraspee por el sentimiento de haber ingerido más alcohol, y cerré mis ojos para disfrutar de otro vaso. Adrián se posicionó a mi lado, y colocó su mano en mi hombro.

—Amigo, creo que es hora de que nos vayamos.

—¡¿Qué?! —Balbucee. —¡Pero si aún no empieza la fiesta!

Adrián suspiró apoyado en su taco. Y le di una sonrisa.

—Ben ya cerrará. Debemos irnos. —Me convenció.

—¡No! —Exclamé. —¡Ben dame otra ronda! ¡Pero ahora de Whisky!

Ben me miró desde la barra y suspiró. Limpió el desastre que había dejado hace diez minutos cuando di vuelta un poco de vodka con jugo de piña. Se colocó su paño en el hombro de nuevo, y Adrián se acercó a él.

—No le des nada más a Justin. Ya está lo suficientemente borracho.

—¡No seas aguafiestas! —Le grité. Comencé a sentirme mareado.

Con dificultad, me subí a una mesa, y las chicas comenzaron a rodearme. Sonreí. Me saque la camiseta, y todas suspiraron. Ellas comenzaron a tocarme, por todas partes. Besaban mi cuello. Mis labios, y lamian mi torso.

Esto era el paraíso. Y justo cuando una de ellas, desbrochaba mi pantalón Damon la corrió, e hizo que se fuera.

—Hey, chicas… permiso. Agh, córrete. —Y eso dijo, hasta que había llegado a mí.

—¿Vienes a unirte a la orgía? —Grité. Las chicas sonrieron, rieron y gritaron.

—Vengo a sacarte de aquí antes de que te violen, gilipollas.

Entonces de un tirón hizo que me bajara de la mesa, y quedara junto a Adrián. No encontré mi camiseta, así que me quedé así.

—Ven.

Adrián me tomó del brazo, y me sentó en un taburete de la barra de nuevo. Suspiró, e hizo que lo mirara.

—Escucha idiota. Nos vamos a ir ahora. Te guste o no. ¿Correcto? Y no volverás a tomar en unos cuantos meses.

Comencé a mirar apetitosamente el vaso que estaba a mi lado. De una chica. Era una piña colada, y solo había usado la pajita una vez. Quería tomarlo. Pero Adrián no me dejaría hacerlo, y menos pedirle otro trago a Ben, que por cierto, estaba harto de mí.

—¡¿Es Audrey besándose con otro chico?! —Grité apuntado a las espaldas de él. Adrián frunció el ceño, y se dio vuelta para mirar. Aproveché su momento de distracción para tomar el vaso, sacarle la sombrilla y la pajita, y vaciarlo en mi interior. Estaba justo por terminarlo cuando él me lo quito de las manos.

—¡Justin, para ya! —Exclamó.

Damon se nos acercó. Él también había tomado. Podía apostar a que estaba ligeramente ebrio, pero aún consciente. Porque nadie lo estaba más que yo en este puto lugar. El humo del tabaco me mareaba, y miraba a las chicas bailar. Pero ninguna lograba atraerme. Mi corazón, y mi mente, solo pertenecían a ella. Y cuando comencé a pensarla más de lo necesario, contuve las ganas de llorar.

BANG. (Justin Bieber) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora