Capitulo sesenta y seis.

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66.


A ti te amo más.

 

Quiero que pongan especial atención en lo que se habla de Isaiah, y el padre de Emily y Cassandra en este capítulo ya que será información fundamental para lo que se pueda venir más adelante.

 

Justin's POV.

 

Todo había sido una jodida mierda, y me sentía culpable como el demonio. Luego de lo que había pasado en la horrorosa fiesta, habíamos llevado a la amiga de Zoey a la casa de Leah, mintiéndole sobre lo que había pasado. Ella estaba algo borracha así que justo ahora, por la mañana solo tendría una resaca inmensa y breves recuerdos de lo que hizo anoche.

Leah se había venido todo el camino aferrándose a mí, y mirando a la nada mientras soltaba silenciosas lagrimas que yo limpiaba con mis pulgares. Llegando a la ducha había tenido que darle un baño. Ella no hacía nada y eso me hacía sentir mal. Llegaba a un punto en que quería mandar todo a la mierda y escapar con ella a una isla donde nadie pudiera encontrarnos. Leah solo miraba a la nada, y esas jodidas lágrimas seguían cayendo, una por una.

La observe dormir. ¿Cómo es que mi vida había cambiado tan radicalmente desde que ella llego con esa cabellera rubia, esos zapatos y sus jodidos bolsos de diseñador? Era preciosa. Más que eso. Era hermosa.

Durmiendo entre mis brazos parecía ser lo más excéntrico, y hermoso del mundo. Cuando se removió un poco, y suspiró acercándose más a mi me di cuenta de que en verdad estaba irrevocablemente enamorado de ella. Era agonizante. Suspire y le acaricié el cabello. No era bueno para ella. Lo único que había traído a su vida era destrucción, dolor, y daño. Pero no podía alejarme de ella. Ya no. La habitación era iluminada por la poca luz del día. Eran las once en punto de la mañana y el día estaba nublado, y a punto de llover. Suspiré queriendo quedarme en la cama con ella todo el día. Para abrazarla, decirle que la quiero y cuán hermosa es, y también darle pequeños besos hasta borrar todos los recuerdos de la noche anterior.

—Hola. —Susurró restregándose los ojos tiernamente. El gato que, aun no tenía nombre se removió entre sus brazos y entre los míos para levantar una pata y cerrar sus ojos de nuevo.

 —Hola. —Suspiré quitándole un cabello del rostro. Ella no dijo nada más. Queria decir un millón de cosas pero era mejor permanecer en silencio.

 —¿Quieres que te prepare algo para desayunar? —Susurré acariciando su cabello. Ella negó escondiendo su cara en mi cuello.

 —¿Qué quieres hacer? —Susurré de nuevo. No sé, pensaba que si alzaba un poco más mi voz ella se rompería.

 —Quedarnos aquí abrazados. Solo eso. —Murmuró dándome un pequeño beso en el cuello.

 —¿Alguna vez has pensado en...?—Ella me miró y sacudí mi cabeza. No, no iba a decirlo. Esperó a que continuara.

 —Dilo. —Murmuró acariciando al pequeño gato. Dios, me llenaría de pulgas. Estaba seguro. Maldito gato.

 —¿Alguna vez...? —Me corté de nuevo. Diablos, esto y además su cercanía me ponían nervioso. —Me gusta estar así contigo. Me hace pensar en... en un... un futuro juntos.

Su rostro se suavizó y me acarició la mandíbula. No me atrevía a tocar algo más que su cabello debido a la noche anterior. Me sonrió suavemente y cerro los ojos.

—¿Dije eso en voz alta? —Pregunté sonriendo junto a ella. Asintió aun con esa risa suave.

—Por supuesto que lo he pensado. —Me confirmó en un susurro. —Pero jamás lo diría. Tiendes a huir de los compromisos.

BANG. (Justin Bieber) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora