Capitulo cincuenta y tres.

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                                                                    53.

Dispara.

Entonces, vi como el tipo se le lanzaba encima a Justin. Ahogue un grito. Era preferible quedarme sin decir nada. Justin me dio una mirada para que me mantuviera ahí, y él me daría una señal. El tipo acorraló a Justin contra la pared, mientras los demás lo observaban. Estábamos en el bar al que Justin siempre solía ir.

—Después de casi un año, nos vemos de nuevo, Bieber.

El hombre tenía un voz profunda, y grave. Justin le sonrío irónico.

—Es un placer verte de nuevo, grandulón. Haz perdido peso.

—¿Cuándo ibas a decirme que el Degas no era real? —Maldición, sabía que era algo relacionado con sus estúpidos negocios de las obras de arte.

—¿No era real? —Justin sonrío. —El que tuve en mis manos si lo era.

—¡Me he ido a la cárcel por tres meses!

—Ah, no es como si te hubieras perdido de mucho. Solo ha sido proceso de investigación, ¿no?

El tipo levantó su puño, y lo estrelló justo en el rostro de mi novio. Miré hacia un lado. Y sentí mis ojos llenarse de lágrimas. Pero Justin, ya me había enseñado lo que debía hacer en estos casos, y era mantenerme al margen. Me dio una fugaz mirada, y luego sus ojos se posaron nuevamente sobre el gorila que lo tenía tomado por la camiseta.

—No. Me condenaron, amigo. —Dijo sarcásticamente. —Me he salido a la mala.

—Vaya, escapaste. —Se burló Justin. —¿Cuánto crees que se van a demorar en encontrarte? Eres un estúpido. Deberías largarte de esta ciudad, más bien, del país ahora mismo. Te encierran en Sydney. Escapas, y te quedas en Sydney. Eres un insulto a todos los criminales. ¿Es que acaso te robaron las neuronas cuando estuve en ese lugar?

Bang. Otro golpe, ahora no solo sangraba su nariz, sino que también su labio.

—Vas a pagar por estafarme.

—Lo estoy haciendo ahora. —Justin hizo una mueca. ¿Es que solo no podía quedarse callado para que el tipo lo dejara tranquilo?

—Te llevaré a un lugar. Alguien quiere verte.—Él tipo comenzó a caminar, y se lo llevaba a rastras tomándolo por el cuello de la camisa. Justin me miró, y entendí que me decía que fuera a casa. Pero simplemente no podía. Tomé mi bolso, y me levanté discretamente.

—Oh. ¿Ahora trabajas para alguien?, así que estás domado. —Alcancé a oír que le dijo Justin antes de que se perdieran por las escaleras para bajar al primer piso.

Me metí rápidamente a una puerta solo para ‘’personal autorizado’’, y salí por la puerta trasera del bar. Caminé rápidamente al Jeep de Justin y abrí la puerta. Probablemente el querría matarme por lo que acababa de hacer, pero después se le pasaría.

Me acomodé en el asiento del conductor, y me escondí un poco para que él no me viera. De reojo, noté que salía del bar junto con aquel hombre gigante que le había proporcionado dos golpes en esa cara que amaba. El tipo le dijo algo al oído, y luego comenzaron a caminar pretendiendo que nada había pasado. Trate de observar lo más que pude al gorila, para dar una descripción a los policías en caso de cualquier cosa.

Cuando me fijé en su camiseta negra, a un lado, justo en la ingle, tenía una pistola. Solté una maldición, y abrí la guantera de Justin. Saque una de las pistolas que tenía allí. Bien, no sabía cómo mierda usar una. Pero me las arreglaría. Debía ser como las películas, ¿no?

BANG. (Justin Bieber) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora