Capitulo veintinueve.

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                                                 29.

Dibújame.

Damon y yo estábamos tirados en el sofá viendo Friends. Probablemente, Friends es la mejor serie de la historia. Y a ambos nos encantaba. Justin nos había invitado a cenar a mí y a Kendall hoy.

Esos dos, necesitaban un pequeño empujón para iniciar algo, porque estaba segura de que se gustaban, más de lo sano.

Mientras Damon y yo nos reíamos viendo Friends, Justin y Kendall discutían sobre que trazos poner en una pintura. Kendall amaba dibujar, y pintar. Y Justin solía hacerlo a la perfección. Al principio, cuando Justin sin vergüenza alguna le dijo que tenía que falsificar un Degas, Kendall casi se había desmayado. Y ahora, se encontraba ayudándolo a copiar la estúpida pintura.

En el Degas original que Justin y Damon habían conseguido por un medio poco apropiado, se veían tres niñas con sus vestidos de ballet. Sus tutús eran de color celeste, y estaban elongando.

—Kendall no. Mira, ahí el trazado es más fino.

Kendall lo miró desde un poco más abajo, ya que estaba con un pincel arreglando la sombra de la pierna de una de las bailarinas.

—No es cierto, es sombra, mira.

—Pero en pinceladas finas. Arruinarás mi trabajo, ¿sabes? Damon dile a tu novia que deje de arruinar mi obra de arte. De otra forma, nadie me la va a comprar.

Damon soltó una carcajada, y por mi parte, yo también.

—Dile tú. —Respondió.

Kendall le sacó la lengua a Justin, y siguió pintando con negro.

—Mejor iré a practicar la firma. —Suspiró Justin. Me levanté junto a él, y se sentó en un taburete de la barra. Hice lo mismo, y comenzó a dibujar en un papel.

Dios, le quedaba exactamente igual que la primera copia que tenía.

—¿Cómo lo haces? —Pregunté.

—Si das vuelta una firma, —Él puso el primer papel al revés. —Solo se aprecia un dibujo. Te aprendes el dibujo, y luego lo haces invertido para que quede derecho. ¿Comprendes?

—Si. —Respondí. —Das vuelta la firma, y te la aprendes al revés.

—Exacto. —Murmuró.

El timbre sonó, y Justin fue a apretar el pequeño botón para hablar.

—¿Si? —Preguntó.

—Señor Bieber. Hay un paquete para usted en recepción.

—Oh, ya voy Rick.

Entonces cortó.

—Señor Bieber. —Me burlé. Él me ofreció su mano con una sonrisa y la tome. Abrimos la puerta del departamento, y dimos unos cuantos pasos para tomar el ascensor.

Cada vez que estaba en un espacio cerrado junto a Justin, me sentía abrumada. Y justo cuando estaba con la vista en mis pies, sorpresivamente, él tomó mi mentón, y me hecho hacía atrás acorralándome contra la pared del ascensor. Puso su mano en mi cintura, y brevemente recordé como una vez nos besábamos justo aquí, y una señora nos había interrumpido dejándome en total vergüenza.

Pero ahora, era diferente. Su mano me empujó hacía él, y me besó en los labios, haciéndome suspirar. Sentía algo… quebrarse, en mi interior. Poco a poco subí mis manos, e intensifiqué el beso cuando las apoyé en su nuca, y le acaricié el cabello. Lo pegué más a mí, si es que eso era posible, y cuando llegamos al primer piso, el sonido del ascensor hizo que nos separáramos.

BANG. (Justin Bieber) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora